Con el acompañamiento del ProHuerta -el programa del Ministerio de Desarrollo Social y del INTA- un grupo de agricultores familiares de Villarino -Buenos Aires- obtuvo el Sello de Garantía Participativa (SGP) Agroecológico, un logro que resalta su compromiso con la producción sostenible y la calidad de los alimentos.
En 2020, durante la pandemia de SARS-CoV-2, un grupo de familias productoras de la zona norte del partido de Villarino, Buenos Aires, emprendió un camino hacia la producción agroecológica. Guiados por el equipo de ProHuerta -el programa del Ministerio de Desarrollo Social y del INTA- obtuvieron el Sello de Garantía Participativa (SGP) Agroecológico, un reconocimiento que destaca su compromiso con la calidad sobre la cantidad de alimentos producidos y la promoción de prácticas sostenibles.
El enfoque agroecológico, que combina conocimientos de agronomía, ecología, sociología, etnobotánica y otras disciplinas, tiene como objetivo la creación de sistemas de producción sustentables que promuevan la soberanía alimentaria, reduzcan la huella de carbono y fomenten la conexión directa entre productores y consumidores.
Cintia Rodríguez, extensionista del INTA Médanos, enfatizó: “La agroecología plantea la necesidad de movilizar la transformación integral, desde la parcela productiva hasta la mesa de los consumidores. Supone nuevas relaciones sociales y debates sobre los modelos de producción y sus impactos en la salud humana, el ambiente y la sociedad”.
Los Sistemas de Garantía Participativa (SGP) se difunden a escala mundial desde 2004 y, en América Latina experimentaron un significativo desarrollo con el apoyo de movimientos ecológicos, instituciones públicas y privadas. En la Argentina, varios municipios avanzaron en la sanción de normativas específicas, como los de Bella Vista (Corrientes) y Colonia Caroya (Córdoba).
En el caso de Villarino, el municipio desempeñó un papel esencial en el proceso de comercialización de los productos agroecológicos. La aprobación de la ordenanza municipal 3248/2018 estableció el “Sistema de Garantías Participativas de Villarino” (SGP), que opera a nivel local y certifica a los productores basándose en la participación de los actores y la confianza mutua.
Pablo Palacios, extensionista del INTA Hilario Ascasubi -Buenos Aires-, señaló que los productores de Cambio Rural Quinteros agroecológicos del Caldenal del Valle Bonaerense del Río Colorado comenzaron a comercializar sus hortalizas con el Sello SGP Agroecológico en un circuito corto de comercialización en 2020. “Esta alternativa proporcionó beneficios tanto para los productores como para los consumidores”, indicó.
El proceso de transición agroecológica en el valle bonaerense inspiró a un grupo de productores familiares de la zona norte de Villarino. Con el apoyo técnico del INTA Médanos, se organizaron espacios de intercambio y fortalecimiento de conocimientos de manera colectiva.
Mario Gómez, productor agroecológico del grupo ruta 22, expresó: “Luego de dos años de trabajo, de evaluar e identificar aspectos como la riqueza del suelo y la calidad del agua, se logró mejorar la calidad de las hortalizas y las condiciones productivas de las quintas”.
El grupo de Cambio Rural se centró en la planificación de la siembra de cultivos con el objetivo de ofrecer hortalizas durante todo el año y en acciones para incrementar la calidad del suelo.
En este sentido, Rodríguez añadió: “Otro aspecto fue fortalecer los corredores biológicos tranqueras adentro, como estrategias de manejo de insectos perjudiciales y benéficos”.
Estas mejoras permitieron a los productores solicitar el Sello de Garantía Participativa (SGP), que fue otorgado tras la visita del Equipo Interinstitucional de Acompañamiento (EIA). Gómez destacó: “El sello valida el camino recorrido y garantiza que la producción agroecológica es una alternativa viable, rentable y saludable”.
“El testimonio y compromiso de los productores agroecológicos destacan la importancia de una producción que no solo se enfoca en la estética de los alimentos, sino en su valor saludable para los consumidores”, señaló Rodríguez quien destacó que las experiencias fomentan la recuperación de conocimientos, promueven el comercio justo y ofrecen una opción de alimentación saludable y responsable con los recursos naturales. “Son un camino hacia un futuro más sostenible en el territorio de Villarino Norte”, enfatizó.