A medida que el Mecanismo de Ajuste de Carbono en Frontera (CBAM, por sus siglas en inglés) de la Unión Europea entra en vigor, los exportadores deben involucrarse proactivamente con la nueva regulación para mantener su ventaja competitiva y evitar potenciales multas, según el informe “The EU Carbon Border Adjustment Mechanism (CBAM): Implications for supply chains”.
En este sentido, Calos Scavo, director de Strategy& de PwC Argentina y Tomás Portela, gerente de la práctica, analizaron las implicaciones de este mecanismo, que busca establecer un precio justo al carbono emitido durante la producción de bienes intensivos en carbono que ingresan a la UE y que cubrirá inicialmente las importaciones de cemento, electricidad, fertilizantes, hierro, acero y aluminio.
“En el caso de las exportaciones argentinas de estos productos a la Unión Europea, en particular chasis, partes y neumáticos, alcanzaron los 143 millones de dólares en 2023. Es muy importante que las compañías puedan adaptarse al CBAM para asegurar su competitividad en el mercado, más si el objetivo es incrementar las exportaciones a la UE”, indicó Carlos Scavo.
El mecanismo complementa el actual Sistema de Comercio de Emisiones de la UE (EU ETS) y fija un precio a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) de ciertos productos, alineándose con los objetivos de reducción de GEI de la UE. Este enfoque tiene como objetivo prevenir la reubicación de la industria a otras jurisdicciones con menores requisitos de emisiones o precios del carbono, denominada “fuga de carbono” y nivelar el campo de juego para los productores de la UE frente a las importaciones.
Actualmente, el CBAM cubre la importación de productos como cemento, hierro, acero, aluminio, fertilizantes, electricidad e hidrógeno. La UE tiene previsto evaluar y potencialmente ampliar la cobertura del CBAM para 2030, con el objetivo de incluir más de la mitad de las emisiones en los sectores del EU ETS para la plena introducción de esta herramienta en 2034. Por ahora, los importadores afectados por este mecanismo tienen la obligación de presentar los primeros informes trimestrales.
A partir del 1 de enero de 2026, los declarantes autorizados del CBAM deberán presentar informes anuales y comprar/entregar los certificados correspondientes. El precio de estos certificados estará vinculado al precio promedio de los derechos de emisión en el marco del EU ETS, igualando así los costos de fijación de precios del carbono entre los productores de la UE y los importadores. Las empresas que no reduzcan o compensen sus emisiones de GEI enfrentarán costos adicionales y podrán ver limitada su competitividad en el mercado europeo.
En el análisis se detalla que el CBAM será obligatorio para los importadores de la UE en un futuro muy cercano. “Es posible que los exportadores de productos hayan comenzado a recibir solicitudes de información de clientes de la UE sobre datos de emisiones. Ante este escenario, es de vital importancia dar cumplimiento a este requisito, ya que en el caso contrario podría derivar en una pérdida de acceso al mercado y un alejamiento de la demanda de sus productos” detalló Tomás Portela.
La introducción gradual de los certificados CBAM, junto con la eliminación gradual de los derechos de emisión gratuitos del EU ETS, puede aumentar los precios de los productos CBAM en el mercado de la UE, afectando también a los productos transformados y terminados. Si bien estos cambios ya están teóricamente incluidos en el precio de mercado actual de los derechos de emisión de la UE, el informe sugiere que no todas las organizaciones afectadas son plenamente conscientes del CBAM y de cómo se aplica a ellas. Esto podría llevar a un cambio a corto plazo en el comercio internacional, en el que las importaciones de la UE favorezcan productos con bajas emisiones para evitar los costos del CBAM.
Inicialmente, los exportadores de bienes con altas emisiones a la UE pueden encontrar oportunidades en otros mercados con políticas de carbono menos estrictas. Sin embargo, el incentivo para invertir en tecnologías de descarbonización y obtener una ventaja competitiva en un mercado de la UE que exige bajas emisiones de carbono, podría impulsar un movimiento global hacia la descarbonización. Varias otras jurisdicciones (como Estados Unidos) ya han indicado su intención de implementar sus propios equivalentes de CBAM, afectando aún más a los importadores de productos con altas emisiones. Además, puede aumentar la perspectiva de una fijación de precios del carbono nueva o más agresiva en otras jurisdicciones, especialmente en las de mayores exportaciones.