Las principales economías del mundo siguen invirtiendo millones de dólares en la financiación de plantas de carbón, la minería del carbón y la infraestructura de carbón. En los últimos nueve años, los países del G-20 -encabezados por China, Japón, Alemania, Corea del Sur y Estados Unidos- han desembolsado u$s 76.000 millones en el desarrollo de este recurso contaminante en países como Vietnam, Sudáfrica, Australia e Indonesia.
Así lo indica el estudio, “La Trampa de Carbono: ¿Cómo La Economía Internacional del Carbón Daña el Acuerdo de París y la Aplicación de la Energía Limpia”, publicado por el Consejo para la Defensa de los Recursos Naturales (NRDC, por sus siglas en inglés) y el Cambio de Petroleo Internacional (OCI) para la COP 22 en Marruecos.
“Nuestro clima sabe: los países no pueden jugar en ambos lados. No pueden enorgullecerse públicamente de reducir la contaminación climática en casa mientras todavía financian en gran medida el carbón en el extranjero”, advirtió el co-autor del informe, Han Chen. Según sus palabras, estas naciones tienen que dejar de perder fortunas en energía sucia y poner más fuerza financiera en energía limpia y renovable y la eficiencia energética. “Esto creará puestos de trabajo y protegerá el planeta de la catástrofe climática”, completó.