La Serenísima, empresa nacional líder en la elaboración y comercialización de productos lácteos cumple 90 años. Su fundación se remonta al 29 de octubre de 1929, fecha en que Don Antonino Mastellone – recientemente llegado desde Italia – contrae matrimonio con Doña Teresa Aiello. Ese día nace la empresa que hace nueve décadas se caracteriza por el mismo valor central: la calidad, que se evidencia en los más de 150 productos que tiene la compañía.
En los primeros años, Don Antonino Mastellone viajaba en tren a la zona del Puerto y San Telmo a vender mozzarella y ricotta, dado que muchos inmigrantes compraban ese tipo de quesos. En 1935, tras la adquisición de un camión usado, comienza la distribución de los productos. Con los años, la flota de distribución se convertiría en uno de los pilares del éxito de Mastellone Hnos.
En 1952 fallece Don Antonino y su hijo Pascual se hace cargo de la empresa, comenzando así una serie de transformaciones que sentarían las bases para el crecimiento de la compañía y el desarrollo de la lechería nacional.
Don Pascual Mastellone es recordado como uno de los empresarios con mayor trayectoria y más valioso aporte a la lechería argentina. Por su apasionado conocimiento del negocio y su espíritu netamente emprendedor, siempre estuvo a la vanguardia en cuestiones vinculadas con la innovación, introduciendo conceptos y productos totalmente revolucionarios para la época. En este sentido, se pueden mencionar ejemplos como: la leche en sachet (envase que aseguraba al consumidor un producto inviolable), los alimentos funcionales, la leche cultivada, el yogur (en 1996 se establece una alianza estratégica con el grupo francés Danone para la elaboración, comercialización y distribución de las líneas de yogures y postres La Serenísima), la ultrapasteurización (primera marca en certificar que la totalidad de la leche cruda contendría menos de 100.000 bacterias por mililitro antes de la pasteurización y años más tarde superó su propio parámetro al asegurar menos de 50.000 bacterias por mililitro), informar acerca del contenido bacteriológico de la materia prima, entre otros.
El aporte de Pascual Mastellone al desarrollo de la cadena láctea nacional comenzó desde muy temprano, cuando la industria era aún muy precaria y poco desarrollada. Desde la década del ’50, La Serenísima comienza a forjar una etapa de grandes cambios en el cuidado y tratamiento de la leche. Entre ellos, se destaca el inicio del análisis para comprobar su tenor graso y acidez.
Gracias a este tipo de controles, los tamberos comienzan a entregar materia prima de mayor calidad. Asimismo, su preocupación por la calidad y su espíritu innovador lo llevaron a ser uno de los principales impulsores de la pasteurización en la Argentina.
En la actualidad – y fiel a su tradición- La Serenísima continúa innovando para responder a las nuevas tendencias y necesidades. Llevó adelante el Plan Más Leche, tendiente a aumentar la producción lechera del país. Incluyó leches con 0% y 2% de tenor graso con la línea 3,2,1,0 – convirtiéndose en la única empresa del país en ofrecer diferentes opciones de tenor graso en leche-, además de seguir liderando diferentes rankings de prestigio de marca.
La Serenísima cuenta con 621 tambos certificados, 6 plantas de clasificación, 8 plantas elaboradoras, 15 centros de distribución, más de 816 camiones de comercialización, 63.000 puntos de distribución y más de 3.500 colaboradores directos. La empresa tiene presencia en Brasil, Uruguay, Paraguay y Bolivia y alcanzó más de 46 países en alianza con Arcor.
La calidad de la leche es el sello distintivo de la empresa. El inconmensurable empeño por ofrecer siempre los mejores productos le ha valido un importante reconocimiento y un estrecho vínculo con los consumidores. Así, diariamente desde hace 90 años, La Serenísima está presente en millones de hogares argentinos, siendo la principal empresa láctea del país.