La masiva inmigración de los rohingyas hacia Bangladesh motivó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a alertar sobre la calamitosa situación en la que se encuentra esa comunidad musulmana.
El organismo internacional hizo un llamamiento de ayuda para evitar una catástrofe sanitaria en función de la escasez de alimentos y de agua que padece esta perseguida población, además de que sus campamentos están llenos de desperdicios y excrementos.
Según la ONU, se necesitarán alrededor de 167 millones de euros (es decir, unos 200 millones de dólares) en los seis próximos meses para hacer frente a la “catastrófica” crisis humanitaria de los refugiados.