Por Silvia Rodríguez –
Son tiempos de cambios, en el mundo y también en la minería, donde sumar e integrar, avanzando con una mirada inclusiva, seguro será un valor agregado para afrontar las vicisitudes y fluctuaciones en este contexto de incertidumbre.
El escenario que nos toca transitar no es el mejor ni el más esperado. La situación sanitaria y sus efectos a escala global han afectado las previsiones de desarrollo que se estimaban previo a la pandemia, e incluso, como señala la CEPAL, esto ha afectado mucho más a las mujeres, quienes han visto degradadas sus condiciones de vida generándose un retroceso de más de una década en los niveles de participación laboral en la región.
Por ello creo que es importante, hoy más que nunca, seguir trabajando estos temas y seguir impulsando la participación femenina en todo ámbito donde sea posible. Es un imperativo contar con más mujeres, no sólo para robustecer la participación femenina, tan necesaria, sino también para ayudar a la recuperación económica y productiva de un mundo que ha cambiado en muy poco tiempo.
Así también, estos tiempos tan indescifrables abren nuevas oportunidades para revisar las prácticas de construcción de las relaciones sociales, ante un contexto operativo y corporativo que se reconfigura para adaptarse a las nuevas realidades.
Allí se pone en evidencia la gran lección aprendida en la forma de hacer minería, la importancia de instalar de una vez el paradigma del diálogo como condición sine qua non para operar. Desarrollar la minería en tiempo de crisis lleva como rasgo inherente poder comunicarnos, profundizar los debates, construir consensos y afrontar las situaciones que van surgiendo.
Para ello es necesario ser creativos en las formas de relacionarnos, de comunicarnos y de resolver los conflictos, abandonando o alejándonos de la mirada del conflicto como obstáculo para dar lugar a una visión transformadora y constructiva del mismo.
Es necesario tomar conciencia de que esto exige prepararnos, conocer y entender cómo se manejan y gestionan los conflictos; especialmente desde un abordaje científico, para construir formas alternativas de solución que prevengan situaciones críticas que nos impidan entendernos, y por lo tanto, construir legitimidad alcanzando la aprobación de los entornos en los que operamos.