Hoy en la construcción existen métodos y materiales más seguros, eficientes y confortables que el tradicional húmedo ladrillo que se utiliza desde hace siglos. Y uno de ellos es la construcción en seco. Los sistemas de construcción en seco están compuestos por una estructura de perfiles de acero galvanizado, placas de yeso de ambas caras de dicha estructura (o placas de cemento, fibrocemento o fibroyeso si se tratara de una pared exterior) y un material aislante entre estas placas, completando la cavidad de la estructura. “La construcción en seco acompaña a la tendencia actual de arquitectura sostenible, ya que hace un uso racional y eficiente de los recursos energéticos, minimizando el impacto ambiental”, comenta Francisco Pedrazzi, presidente de INCOSE, Instituto de la Construcción en Seco. “Con la construcción en seco se logran hábitats que generen un menor consumo de energía y reduzcan sus emisiones; ahorrar sensiblemente energía – tanto de sistemas de calefacción como de aire acondicionado-, y se logra alcanzar una huella de carbono en promedio 47% menor a la de una construcción húmeda en la producción de sus materiales hasta la puesta en obra”, agrega Pedrazzi.
Principales aportes para generar un menor impacto ambiental
La construcción en seco tiene mucho para aportar en materia de impacto ambiental, tanto en obras nuevas como en el mejoramiento de las construcciones existentes.
Uno de sus principales aportes al medioambiente tiene que ver, en principio, con ser una tecnología constructiva que no consume agua durante el proceso de ejecución. Los materiales que conforman este proceso constructivo industrializado y multicapa (perfiles, placas de yeso, placas de cemento, aislaciones, etc.) reemplazan aquellos utilizados en la construcción húmeda, evitando así los tiempos de fragüe.
Asimismo, con la construcción en seco se pueden lograr mejores aislamientos acústicos y térmicos que los esperables con la construcción húmeda, ya que los sistemas en seco permiten alternar los espesores de las aislaciones que se colocan dentro de las paredes, y “jugar” con la cantidad de placas de yeso y tipos de revestimientos que irán en cada cara. Esta disposición permite conservar los ambientes frescos en verano y cálidos en invierno; ahorrando energía y, por consiguiente, disminuyendo considerablemente los gastos de suministro eléctrico y de gas. Es decir, con la construcción en seco se logran excelentes niveles de confort térmico y acústico, lo que deviene en confort habitacional y mejoramiento de la calidad de vida de las personas.
La construcción en seco puede compatibilizarse perfectamente con elementos u obras de construcción húmeda. Ejemplo de esto son los mejoramientos térmicos y acústicos a través de la incorporación de capas de construcción en seco tanto en paredes internas como en fachadas; como así también la capacidad del sistema para realizar ampliaciones en obras existentes, tanto horizontales como en pisos superiores.