En junio de 2017, el témpano, bautizado A68, se separó de la plataforma de hielo Larsen C, al este de la península antártica, en su momento, medía 5.800 kilómetros cuadrados y era el “sexto mayor jamás detectado”.
El témpano de hielo que se desprendió de uno de los casquetes polares tenía dimensiones incontenibles por la mano humana. Por esta razón, el British Antartic Survey (BAS) llevó un registro cauteloso de la trayectoria que describía el iceberg conforme era arrastrado por las corrientes marinas.
La investigación advierte que “el volumen de agua desprendido por A68 vertida en un mar donde se alimentan focas, aves y ballenas, podría haber afectado las propiedades del agua y del plancton”.
A68 estuvo durante dos años en las aguas del mar de Weddell, ubicado entre las costas de la Península Antártica y Tierra de Coats, derivó su recorrido hacia el norte, adentrándose en el Atlántico donde finalmente terminó de derretirse en las cercanías de la Isla Georgia del Sur en 2021.
De los 6 mil kilómetros cuadrados que ocupaba la plataforma de hielo del Iceberg A68, ahora sólo quedan pedazos pequeños, que no representan una amenaza para la reserva natural de las Islas Georgia del Sur. Lo único que queda es ver realmente cómo ha afectado el rastro de agua de hielo en la vida silvestre del ecosistema.