Por Gustavo Castagnino – Director de Asuntos Corporativos de Genneia
La crisis climática mundial denuncia una realidad sin precedentes, donde la concentración de dióxido de carbono ha superado las 417 partes por millón (ppm) en los últimos meses, continuando una línea de aumento constante cada año. La estimación de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) señala que en 2021, estos gases en la atmósfera alcanzarán niveles un 50% más altos que en las épocas preindustriales. Es así que resulta inevitable una deconstrucción del modo en el que hoy producimos los bienes que consumimos, la forma en que nos trasladamos, el consumo que efectuamos, entre otras cosas. Todo está puesto en duda.
El cambio de paradigma hacia una economía más verde que transforme los cimientos sobre la que fue construida, impulsa al sector privado hacia programas de sustentabilidad y responsabilidad social que permanezcan a largo plazo y que puedan representar un efecto positivo en el ambiente y en la sociedad. Es, en esta instancia, donde numerosas instituciones han comenzado a buscar opciones más ecológicas, más verdes, para el desarrollo de eventos de cualquier índole.
El concepto clave que aparece al momento de evaluar el impacto ambiental de una reunión o evento es el de la “huella de carbono”. Si bien el paso inicial para organizar el evento debe ser el cálculo, la medición y la minimización de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), luego se presenta la inquietud de qué más se puede hacer por el ambiente.
Para ello, los certificados de reducción de Gases de Efecto Invernadero, también llamados bonos de carbono, aparecen como una alternativa interesante. Esta iniciativa internacional regida por las Naciones Unidas, busca que cada industria pueda calcular las emisiones directas o indirectas de gases contaminantes en cada proceso que realiza y, con la información obtenida, iniciar un proceso de cambios tendientes hacia la minimización de dichos gases. Finalmente, con aquella parte que resulta inevitable emitir, por la propia naturaleza del evento, se pone a disposición la oportunidad de que sean compensados a través del uso de los Certificados de Reducción de Emisiones (CERs).
Estos certificados son emitidos por diversos proyectos que evitan la emanación de gases contaminantes a la atmósfera. La generación de energía renovable es uno de ellos, ya que a partir de la obtención de energía con recursos naturales como el viento, el sol o el agua; se reemplaza la utilización de energía de origen fósil. Sin embargo, para contar con la habilitación para emitir los bonos de carbono, es preciso también atravesar profundas auditorías y certificaciones ante organismos internacionales de gran prestigio en triple impacto y sustentabilidad. De esta manera, se estimula el desarrollo de empresas amigables con el medio ambiente mientras que se impulsa a otras hacia una gestión más responsable de sus procesos.
En Argentina, Genneia es la empresa de energías renovables líder en emisión de bonos de carbono, ya que obtuvimos la certificación de 5 de nuestros parques renovables para la emisión y entrega de los mismos. De esa forma, tenemos la posibilidad de acompañar a prestigiosas empresas e instituciones en la generación de eventos carbono neutrales. En los últimos tiempos, hemos compensado la huella de carbono de eventos y actividades del Banco Interamericano de Desarrollo, del Foro Económico Mundial, del World Travel & Tourism Council, el Congreso de Empresas B, los dos últimos Coloquios de IDEA, tanto presenciales como virtuales, el Córdoba Open de Tenis organizado por Torneos en sus dos últimas ediciones, y las actividades de la empresa Natura, líder mundial en temas ambientales, entre otras actividades.
Pensar en eventos que no dejen marcas contaminantes en el ambiente es un paso enorme hacia la mitigación de la crisis climática y una opción innovadora para aquellas compañías que se embarcan en este desafío verde. La pandemia ha puesto en agenda la realidad de nuestro ecosistema y ha demostrado los cambios notorios que se pueden lograr si actuamos en conjunto y pensando en el largo plazo.
Los bonos de carbono son parte de un gran compromiso global hacia un desarrollo más sustentable, pero nuestro mayor desafío como sociedad, el cual nos incluye a todos, será la transición hacia una economía circular, para poder proyectar un futuro con crecimiento sostenible, pensando en las próximas generaciones. Ya no hay tiempo de dudas. El camino está marcado.