Los inversores cada vez más preocupados por los criterios ESG, tendrán que acelerar los procesos sustentables de todas las operaciones que se lleven a cabo a nivel global.
Las buenas prácticas ambientales, sociales y de gobierno corporativo están en aumento en el mundo de los negocios y han desencadenado un movimiento de cambio en el modo de conducir las compañías de todo el mundo.
Reportar voluntariamente los progresos de sostenibilidad de las compañías, organizaciones de bien público, no gubernamentales, etc., ha ido creciendo en los últimos años, lo que demuestra un aumento en el interés de parte del mundo financiero, de negocios y de la población en general.
Esto es debido gracias a la divulgación de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) de la ONU, que incluyen objetivos para mitigar los riesgos ambientales y ampliar los derechos humanos.
Sin embargo, esta presentación de informes que, en su mayoría es voluntaria, ahora se está volviendo obligatoria a nivel regulatorio en muchos países, especialmente de Europa, donde en el año 2020, la Unión Europea presentó el “Pacto Verde Europeo”, el cual considera el desarrollo sostenible e inclusivo, con el objetivo de proponer medidas legislativas que preserven el medio ambiente y el clima.
Durante más de dos décadas, los reportes de sustentabilidad, mediante el uso de diversos indicadores, han aportado transparencia en los negocios, sin embargo, no seguían un criterio único y global, enfrentando el desafío de consolidar las fuentes de datos apropiadas de toda la empresa para sus informes de sostenibilidad.
Se hacía necesario la adopción de estándares y divulgaciones universales y comunes para lograr una mayor transparencia, rendición de cuentas y transformación empresarial.
Y ahí comienza todo, en enero de 2020, Larry Fink, director ejecutivo de BlackRock, escribió una carta dirigida a los líderes de las compañías que recibían inversiones del grupo, anunciando que a partir de ese momento se consideraría el “riesgo ESG” para las evaluaciones de crédito y liquidez, convirtiendo una tendencia en un requisito.
Así fue como en el Foro de Davos, se anunció en 2020, el manifiesto por la sostenibilidad y la economía inclusiva, que reconoce que “el propósito de las empresas es colaborar con todos sus stakeholders en la creación de valor compartido y sostenido”.
A partir de ahí, el Foro de Davos también adoptó el compromiso de publicación de métricas ESG, “Measuring Stakeholder Capitalism Initiative”, adoptado por 61 empresas miembros de este foro y del grupo de primeros ejecutivos que forman parte de su Consejo de Negocios Internacionales (IBC, ‘International Business Council’), cuyo propósito es el de acelerar la solución global para los reportes no financieros.
Evidentemente, la medida de Fink impactó a nivel global porque BlackRock es el administrador de inversiones más grande del mundo.
Desde el punto de vista regulatorio en Europa en el año 2022, se ha aprobado la Directiva sobre Información Corporativa en Materia de Sostenibilidad (CSRD por sus siglas en inglés) que detalla las obligaciones de las empresas acerca de la divulgación de la información de sostenibilidad; el Acto Delegado Complementario del Clima, que proporciona información clara de las actividades que se consideran ambientalmente sostenibles); y finalmente, se ha publicado el Reglamento Delegado que desarrolla el Reglamento de Finanzas Sostenibles (SFDR por sus siglas en inglés), que especifica el contenido y la presentación de la información relativa a los indicadores de sostenibilidad que deben reportar las entidades financieras.
Pero, ¿qué es el ESG?
ESG son las siglas en inglés de “‘environmental, social and governance”, es español “ambiente, entorno social y gobernanza” o ASG en español.
A AMBIENTE nos referimos a los impactos ambientales directos o indirectos que tiene una actividad, a entorno SOCIAL nos referimos a los impactos directos o indirectos que tiene una actividad en la comunidad y GOBERNANZA alude al gobierno corporativo de una empresa en cuanto a su compromiso, políticas de transparencia, composición del directorio y códigos de conducta.
En síntesis, los parámetros ESG establecen que la rentabilidad y el propósito de un proyecto están directamente asociados.
Los indicadores ESG proporcionan un análisis preciso y universal de la calidad de la gestión de una compañía y de su estructura empresarial, traduciéndose en un mejor desempeño financiero en la bolsa de valores
y una mayor aceptación de la comunidad toda.
El éxito de una empresa no se restringe a su éxito financiero sino también por su aporte al medio ambiente y a la comunidad, pero si no se puede medir, ¿cómo saber? Por eso es tan importante adoptar métricas comparables, transparentes y unificadas centradas en los tres ejes del ESG.
Principalmente, la mayor adopción a las métricas ESG se observan en las empresas de petróleo y gas, donde se observa un cambio en la forma en que operan, mediante el cambio de prioridades, adoptando medidas para reducir el impacto ambiental, aumentar la seguridad operativa y brindar apoyo a la comunidad.
Los valores de ESG
Los principios ESG se crearon para evaluar la capacidad de las compañías para interpretar lo que está sucediendo en la sociedad y traducir esos valores en el negocio. Para el mercado, esto genera una correlación positiva entre sostenibilidad y estabilidad empresarial.
En cada uno de los 3 principios ESG se establecen compromisos que ayudan a los inversores a la toma de decisiones
El criterio ambiental está relacionado con la forma en que las organizaciones actúan en torno a los objetivos de sostenibilidad, tales como la deforestación, el uso de energía, la generación de residuos, la contaminación, el uso del agua, entre otros criterios.
El factor social es clave para garantizar los derechos y la seguridad de los empleados, y para construir una relación transparente con las comunidades involucradas en el proceso productivo, los consumidores y la sociedad.
En cuanto a la gobernanza se refiere a la forma en que una compañía administra su negocio, en cuanto a la ética y transparencia, la diversidad y la inclusión.
Lo nuevo de ESG
Seguro el lector pensará, que no hay nada nuevo aquí, ya el RSE (Responsabilidad Social Corporativa), adopta criterios de sostenibilidad y responsabilidad, pero en realidad, existen algunas diferencias fundamentales.
La principal diferencia radica en el criterio de Gobernanza del ESG vs el criterio de Responsabilidad de la RSE, donde la responsabilidad empresarial es un atributo exclusivo de cada organización si debe rendir sus cuentas o si alcanzaron o no los objetivos que ellos mismos decidieron.
En cambio, en la métrica ESG es diferente porque se basa en criterios y subcriterios guiados por sistemas de scoring controlados por instituciones vinculadas al mercado financiero, como la Bolsa de Valores. Este ranking proporciona a los inversores información complementaria para la toma de decisiones.
Los indicadores ESG surgen de una mayor necesidad de que los inversores tengan información más transparente sobre cómo las organizaciones abordan los complejos problemas actuales, como el desarrollo sostenible y la equidad salarial.
ESG llegó para quedarse
En el octavo informe del Observatorio de la Inversión ESG, publicado recientemente, se destaca que durante 2022 los mercados han seguido demostrando que las compañías con mejores atributos ESG se benefician del acceso a mejores condiciones de financiación.
Y cita además “Actualmente la sostenibilidad está colmando la agenda política, energética y financiera, superando el punto de no retorno. Cabe destacar que tanto la Unión Europea como sus países miembros siguen acrecentando su liderazgo mundial, no sólo impulsando aún más la lucha contra el cambio climático, sino que siguen liderando el establecimiento de estándares internacionales en materia de finanzas, para impulsar las inversiones focalizadas en actividades ambientalmente sostenibles”