En la Base Marambio, Antártida, ensayan un generador eólico que se pliega como una palmera ante los vientos extremos. El equipo es manejado por el mismo grupo de investigación y desarrollo que instaló paneles solares en la base antártica para sumar energías renovables no contaminantes como reserva energética.
Los ingenieros Eduardo Martins Do Vale y Ricardo Bolzi contaron que la idea final del proyecto no sólo es desarrollar un aerogenerador para climas extremos sino también “instalar un pequeño parque eólico en la base Marambio de cuatro o cinco máquinas” una vez que esté listo el prototipo.
“Con dos máquinas eólicas, se estima que ahorraría 118 tambores de combustible al año y dejaría de emitir 22 toneladas (Tn) de dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera; proyectándolo a cuatro, estaríamos ahorrando 236 tambores al año y dejaríamos de emitir 44 Tn de CO2”, estimó Bolzi, asesor técnico del proyecto.