El informe “Nuestra Agenda Común” examina los próximos 25 años y refleja la visión del Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, sobre el futuro de la cooperación mundial y la revitalización de un multilateralismo inclusivo, interconectado y eficaz.
El Secretario General presentó su informe a la Asamblea General en septiembre de 2021, antes de que finalizara el septuagésimo quinto período de sesiones de la Asamblea.
En el informe presentado, se incluyen las siguientes recomendaciones:
Atacar la “infodemia”, poner fin a la “guerra contra la ciencia” e introducir un código mundial de conducta que promueva la integridad de la información pública.
Abordar la evasión de impuestos y la agresiva evasión fiscal, lavado de dinero y los flujos financieros ilícitos mediante una nueva estructura conjunta sobre integridad financiera.
Revitalizar el pensamiento en torno a los derechos humanos. Lograr la cobertura universal de la protección social, incluida la atención universal de la salud, concretada en la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Social de 2025.
Erradicar la violencia en contra de las mujeres y niñas ,y asegurar su completa y equitativa participación, inclusive en los planes de respuesta de emergencia respaldado por una campaña mundial para eliminar las normas sociales perjudiciales.
Corregir los puntos ciegos en la forma en que se mide el progreso y la prosperidad al introducir medidas que complementen el producto nacional bruto (PNB) y garanticen que los beneficios no se obtengan a expensas de las personas y el planeta.
Un enfoque hacia el futuro, mediante la profundización de la solidaridad con los jóvenes del mundo y las futuras generaciones. Aquellos que heredan las consecuencias se encuentran escasamente representados en la toma de decisiones, que está fuertemente orientada al corto plazo. Las propuestas clave incluyen: medidas transformadoras en materia de educación, formación profesional y aprendizaje permanente, incluida una Cumbre para la Transformación de la Educación en 2022.
Un Laboratorio de Futuros para aprovechar al máximo la capacidad sin precedentes para modelar el impacto de las decisiones políticas a lo largo del tiempo.
El nombramiento de un Enviado Especial para las Generaciones Futuras que sirva de voz para los 10.900 millones de personas que se espera que nazcan este siglo, así como una Oficina de la Juventud de la ONU.
La reutilización del Consejo de Administrativo para convertirlo en un órgano deliberativo en nombre de las generaciones venideras.
Medidas urgentes para proteger y proporcionar bienes públicos mundiales – alta mar, la atmósfera, la Antártida y el espacio exterior – y bienes públicos mundiales, como la paz, la seguridad económica y la salud mundial.
Medidas inmediatas para un plan de vacunación mundial para el Covid-19 y una mejor integración del sistema financiero mundial con otros procesos de adopción de decisiones mediante una Cumbre Bienal entre el G20, el Consejo Económico y Social (ECOSOC), el Secretario General y los jefes de las instituciones financieras internacionales.
Mejor preparación para futuras conmociones mundiales mediante una Plataforma de Emergencia que se activaría automáticamente en respuesta a crisis de gran escala. Además, una Cumbre sobre el Futuro para forjar un nuevo consenso con respecto a las preocupaciones mundiales más críticas que el sistema internacional debe proteger y cumplir.
Una Junta Consultiva de Alto Nivel, a nivel de Jefes de Estado o de Gobierno, para informar a la Cumbre sobre el Futuro y promover la gobernanza en las áreas de mayor preocupación. Unas Naciones Unidas mejoradas que se adapten a una nueva era, una que pueda ofrecer soluciones más pertinentes, a nivel de todo el sistema, multilaterales y de múltiples interesados a los desafíos del siglo XXI. La transformación estará impulsada por los datos, la innovación digital, la prospectiva estratégica, el análisis predictivo y la ciencia del comportamiento y un enfoque en el desempeño y los resultados. Entre las recomendaciones clave se incluyen: fortalecer a las Naciones Unidas como una fuente de datos y evidencia confiables.
Profundizar el compromiso con los gobiernos locales y regionales, la sociedad civil, los parlamentos y el sector privado.