La actividad en la formación de Vaca Muerta cerró julio con una fuerte caída en sus etapas de fractura, principal indicador sobre la operatoria de las petroleras, lo que reflejó la continuidad de la crisis de demanda que impuso la pandemia de coronavirus en el mercado local y global.
De acuerdo con el informe elaborado por el especialista Luciano Fucello, country manager de la firma NCS Multistage, en julio se realizaron apenas 44 fracturas que correspondieron a la actividad de un pad de la empresa Chevrón, frente a las 196 registradas en junio que parecían indicar una recuperación.
La escasa actividad de julio remite a las cifras de mayo, cuando el mismo reporte había relevado 28 fracturas y el resultado nulo de abril, tras la paralización total de la actividad en la cuenca neuquina a raíz del aislamiento por la pandemia.
El informe también incluyó que las etapas de fractura en tight gas fueron nulas en julio, aunque se advirtió un fuerte repunte en los yacimientos convencionales de la provincia de Chubut de la mano de la petrolera Pan American Energy, que sumó 157 fracturas en julio frente a las 26 de un mes atrás.
Como referencia de las dificultades del sector en Vaca Muerta, se destacó que en 2019, la formación no convencional cerró en su nivel histórico más alto, con 6.425 etapas de fracturas y 33% más de producción en las áreas en concesión respecto de 2018.
La caída de actividad ya se registra desde que en marzo las petroleras y sus compañías de servicios concretaron 430 etapas de fractura hasta el 20 de marzo, mientras que en febrero la cifra era de 401 etapas.
La técnica de fractura, o fracking en inglés, es la forma en que se estimulan los pozos de recursos no convencionales como el de Vaca Muerta, y que consiste en perforaciones mediante la inyección a presión de un fluido formado básicamente por agua y arena (99,5%), más el agregado de algunos aditivos químicos.