La Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable, a cargo de Sergio Bergman, aprobó la Resolución 410/2019 que regula el acceso a los recursos genéticos derivados de la biodiversidad, conforme con lo establecido por el Protocolo de Nagoya. De esta forma, Argentina se suma a la lista de los primeros países que establecen un marco normativo claro y transparente para posibilitar el desarrollo de la industria del conocimiento basada en la valorización de la biodiversidad.
El Protocolo de Nagoya regula la participación justa y equitativa a los países y comunidades, de donde provienen los recursos mencionados, de los beneficios derivados de su utilización. También proporciona una base sólida y uniforme a nivel global para proveer mayor certeza y seguridad jurídica tanto para los proveedores como para los usuarios de recursos genéticos.
La biodiversidad se conforma no solo por las especies sino que cada una de ellas cuenta con un bagaje de información genética única. En las últimas décadas, a partir del avance de la biotecnología, se han identificado genes y compuestos derivados de su expresión que funcionan como principios activos para el tratamiento de diferentes enfermedades —veneno de escorpión y alcaloides para el tratamiento del cáncer, estatinas para el colesterol y péptidos para la hipertensión—, o por su aplicación en la industria cosmética —proteínas para tratamientos antiedad, extremófilos para el desarrollo de protectores solares y extractos de plantas para la recuperación capilar—.
A nivel mundial, se estima que un 16 % de los fármacos registrados a partir de 1981 utilizan para su fabricación organismos vivos, células animales o vegetales, bacterias, virus o levaduras. Es importante considerar también que en 2018 el 25 % de los medicamentos de venta bajo receta derivados de la biotecnología fue equivalente a USD 224 mil millones.
En tal sentido, Argentina tiene dos condiciones que la posicionan para aprovechar el desarrollo de la investigación y el desarrollo de productos y procesos de potencial utilización en estas industrias. Por un lado, posee una rica diversidad biológica en su extenso y variado territorio. Por otro, cuenta con un sector de ciencia y tecnología de avanzada y excelentes recursos humanos en este campo. En los últimos años, distintas instituciones científicas y tecnológicas, así como el sector privado, han avanzado en la investigación y el relevamiento de recursos genéticos y sus derivados, aún cuando su utilización no contaba con un marco claro a nivel normativo.
La Resolución 410/2019 se enmarca en los acuerdos alcanzados a nivel federal, con base en el trabajo realizado junto a técnicos y funcionarios provinciales como parte del proyecto PNUD ARG 16/G54 “Promoviendo la aplicación del Protocolo de Nagoya sobre ABS en Argentina” y en el cumplimiento de las disposiciones previstas en la resolución del Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA) n.º 378/2018. Para su mejor implementación, la Resolución crea una mesa de monitoreo nacional de los recursos genéticos como ámbito de coordinación y articulación. De la misma participan el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, el Instituto Nacional de Propiedad Intelectual y el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), entre otros.
Este nuevo régimen busca impulsar la investigación, apoyando los usos comerciales y no comerciales de los recursos genéticos, poniendo en práctica los objetivos y principios del Convenio sobre la Diversidad Biológica, y así fomentar la conservación de la diversidad biológica, promover la utilización sostenible de sus componentes y facilitar la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de su utilización.