Pocos días atrás, Fiji fue noticia por convertirse en el primer país en ratificar el acuerdo climático que se adoptó en la COP21 de París. Ahora, la isla del Pacífico sur vuelve a ser noticia, pero por las peores razones.
Este fin de semana, el ciclón Winston azotó sus costas, dejando siete muertos, cientos de casas destruidas o dañadas e importantes destrozos a su paso. Dichos vientos alcanzaron una velocidad de 230 kilómetros por hora.
Cuatro de las muertes que causó esta catástrofe se registraron en la isla de Viti Levu, la principal del país y donde se ubica la capital, Suva; otras dos fueron en la isla de Ovalau; y la séptima en la isla de Koro.
Si bien el ciclón se alejaba, este domingo, por el oeste, las lluvias continuaban. Por tal motivo, las principales carreteras del país siguen cortadas y muchas localidades permanecen incomunicadas. De acuerdo a la Oficina Nacional de Respuesta a los Desastres, 80% de la población carece de servicio eléctrico, aunque un tercio dispone de alguna forma de generador.
Frank Bainimarama, Primer Ministro de Fiji, afirmó, este domingo, que el gobierno trabaja sin descanso para restablecer los servicios básicos, reparar los daños y rehabilitar las carreteras. Paralelamente, las autoridades trabajan para proporcionar cobijo, agua y servicios sanitarios a los damnificados, que tienen a su disposición 758 centros de asistencia.
“La proporción de la destrucción es absolutamente masiva y es muy pronto aún para decir cuántos hogares han sido destruidos por la tormenta”, explicó, al respecto, Susan Slattery, de la Cruz Roja de Australia.