La descarbonización del sector transporte podría reducir el precio del petróleo, contribuyendo a una reducción del gasto anual en hidrocarburos en USD 330 mil millones entre 2020 y 2030. Políticas como la implementación de vehículos híbridos y eléctricos mantendrían los precios significativamente más bajos (alrededor de un 15% en 2020 y un 29% en 2040) que la situación actual. Un petróleo más barato implicaría que, en los países importadores, se podrán destinar miles de millones de euros a otros sectores de la economía. Así lo concluye el estudio “OilMarketFutures”, elaborado por analistas económicos de Cambridge Econometrics junto a otros expertos.
Teniendo en cuenta que el 88% del petróleo de la Unión Europea (UE) es importado, la reducción de la factura se estima en 29 mil millones de euros para 2020. Y, si la transición se hiciera global, habría una caída adicional de los precios de 12 mil millones de euros.
De este modo, la economía europea se vería beneficiada a largo plazo como resultado de esta caída de los precios, independientemente de los ingresos de los productores europeos de petróleo. En un escenario de movilidad basado en tecnología baja en carbono, el PBI de la región podría subir un 0,2% para 2030 y un 0.5% para 2050 como consecuencia de la bajada de los precios de los hidrocarburos. Otros beneficios económicos vendrían de la inversión en nuevas tecnologías de transporte y otras fuentes de energía. Esto sería, en parte, el resultado de un aumento medio de un 0,9% de los ingresos reales en 2050 y la creación de 400 mil nuevos puestos de trabajo.
Paralelamente, el estudio demuestra que el ciclo del petróleo barato es finito. Sin la inevitable implantación de políticas que frenen el cambio climático, el precio del barril podría elevarse hasta USD 130 en 2050. Sin embargo, si se invierte en tecnología de transporte baja en carbono, este aumento podría limitarse a USD 83 – 87 por barril en el mismo año.