Por Iván Buffone y Lucas Peverelli – socios directores de Business & Sustainability
Los avances tecnológicos, los cambios políticos y las demandas sociales están redefiniendo la forma en que las organizaciones abordan el desarrollo sostenible este 2025. Business & Sustainability, consultora especializada en sustentabilidad, analiza las principales dinámicas que marcarán el año, con los obstáculos a los que se enfrenta la agenda sustentable así como las oportunidades, en particular para la Argentina.
- Metas sustentables a pesar del tornado político
La elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, quien considera al cambio climático un engaño, despertó la incertidumbre sobre el futuro de la acción climática mundial. La posible salida de Estados Unidos, el segundo mayor emisor de carbono, del Acuerdo de París podría impactar el proceso de negociación de la ONU sobre el clima en general, reduciendo la presión para que otros países mantengan sus metas climáticas.
Una situación similar se replica a nivel local. En Argentina, en su primer año en el poder el presidente Javier Milei degradó al Ministerio de Ambiente al rango de Subsecretaría y realizó grandes ajustes en el presupuesto ambiental. Además, retiró de manera inédita a la delegación argentina de la COP29, la conferencia climática internacional más importante de las Naciones Unidas.
Pero si bien el contexto pareciera desfavorable, los expertos aseguran que la sustentabilidad no va a retroceder. “Los compromisos asumidos por las empresas son de largo plazo y no tienen que ver sólo con normas y regulaciones gubernamentales, sino que con cuestiones de acceso a crédito y financiación; posicionamiento y reputación; y acceso a diferentes mercados y cadenas de suministro” explican desde BS.
- Oportunidades financieras verdes y sociales
Hemos visto en los últimos años a la sustentabilidad convertirse en una gran herramienta de competitividad, generando eficiencia, mitigando riesgos, generando visibilidad y abriendo la puerta a nuevos mercados, clientes e inversores. Según el último informe de la Bolsa Argentina (BYMA), las finanzas sostenibles crecieron un 47% en el país, siendo los bonos verdes los que tuvieron mayor crecimiento con un aumento del 55% respecto al año anterior. A nivel mundial, la International Finance Corporation (IFC) proyectó una emisión anual de bonos verdes de mercados emergentes de 156 mil millones para 2025.
Incluso, recientemente la calificación en sustentabilidad se extendió a otros instrumentos más simples como pagarés -como el caso de la empresa B Smod, que lanzó el primer pagaré verde en septiembre- y cheques verdes -como el que Trasa, empresa B dedicada a la inclusión financiera, emitió en noviembre. La posibilidad de identificar atributos sostenibles en los instrumentos financieros aparece como un elemento central para ser más relevantes, destacarse y poder atraer más fondos en un contexto de boom financiero en Argentina, pero extremadamente competitivo.
- La grieta del ESG: metodologías para abordar la sustentabilidad
En los últimos años, las conversaciones sobre cuestiones ambientales, sociales y de gobernanza se han vuelto cada vez más complejas. El greenwashing y el abuso de términos como ESG ha generado un contexto en el cual muchas personas miran a la sustentabilidad con cierta desconfianza. Además, un entorno geopolítico en donde hablar de ambiente se empieza a asociar con un partido político o el otro puede tener un impacto negativo en los objetivos sustentables. El problema radica en la naturaleza multifacética de los criterios ESG, que reúne una amplia gama de temas que realmente significan cosas diferentes para distintas personas.
“Las restricciones que se impusieron a las empresas por las metas climáticas generaron una discusión que evidentemente se politizó, especialmente a partir de figuras como Trump a nivel global. El boom de las ESG quedó bajo la lupa. Sin embargo, no creemos que ESG vaya a desaparecer, sino que está evolucionando, entrando a una nueva etapa en donde el foco va a estar menos en terminologías y más en generar un impacto real”, aporta Lucas Peverelli, socio director de Business & Sustainability.
De cara al futuro, las empresas podrían redefinir sus estrategias de ESG, virando su foco a no solo temas ambientales, sino que incorporar lo social con iniciativas para abordar la pobreza, desigualdad de oportunidades y educación de calidad.
- Nuevas tecnologías: tanto una oportunidad como un desafío
A nivel global, otro desafío que aparece este año (y los que siguen) tiene que ver con las nuevas tecnologías, en particular con la inteligencia artificial. Con aplicaciones que abarcan desde la optimización de las cadenas de suministro, automatización de tareas y eficientización en el uso de los recursos, la IA ha transformado hogares, instituciones y empresas. Su potencial para impulsar soluciones sostenibles es inmenso.
Pero estas soluciones tienen un impacto ecológico significativo que no puede ser pasado por alto. Si bien el factor principal es el consumo de energía de los centros de datos, que genera una huella de carbono importante, también hay que considerar la gestión compleja del ciclo de vida del hardware. Los modelos más avanzados de IA, además, requieren una cantidad incluso mayor de electricidad por los largos períodos de tiempo que implica su entrenamiento.
Sin dudas la IA va a estar en el centro de las discusiones alrededor del desarrollo sustentable mientras se busca un equilibrio entre sus luces y sombras. “El buen uso de las nuevas irrupciones tecnológicas puede ser, y ha sido, transformador en lo social, ambiental y económico. Utilicemos la IA con propósito, usémosla a nuestro favor y encontraremos miles de formas de acelerar los esfuerzos de sostenibilidad, cuidado de los recursos y las comunidades”, suma Iván Buffone, socio director de Business & Sustainability.
- Energía limpia: la oportunidad de Argentina
De la mano de las energías renovables, Argentina puede producir la energía que necesita la IA de manera limpia y generar un entorno eficiente para la instalación de centros de procesamiento de datos. En particular se destaca la oportunidad de la energía nuclear, que va a tomar forma de la mano del Plan Nuclear Argentino que presentó el presidente Javier Milei a fines del año pasado para posicionar al país en la vanguardia energética mundial y atraer inversiones.
Argentina cuenta con más de 50 años de historia productiva, profesionales calificados de primer nivel y con tres centrales nucleares de potencia operativas: Atucha I, Atucha II y Embalse. Se espera que este año la energía nuclear cobre un rol mucho más protagónico, con interesantes proyectos de desarrollo cuyo impacto en el ambiente no va a pasar desapercibido.
- Mercado de carbono: otra puerta que se abre para Argentina
Otra oportunidad que los expertos de Business & Sustainability ven para Argentina está en el mercado de carbono, que tiene todas las fichas para crecer durante 2025. La compensación de huella de carbono mediante la adquisición de créditos de carbono verificados se está consolidando como una herramienta clave para la mitigación del cambio climático a nivel mundial y constituye un camino directo para descarbonizar.
El potencial es enorme para un país como Argentina que posee una abundante riqueza en recursos forestales -más de 1,3 millones de hectáreas de plantaciones forestales y casi 54 millones de hectáreas de bosques nativos según la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo del Ministerio de Economía.