Un retrete en una vivienda evita el contagio y propagación de enfermedades a través de las heces; sin embargo, más de 4.500 millones de personas en el mundo (60 % de la población) carecen de este tipo de instalaciones.
La falta de acceso al agua potable, además, afecta a 2.100 millones de personas en el mundo y más de 1.800 millones de personas beben agua no potable que podría estar contaminada por heces, según datos de informes publicados por la OMS y Unicef.
Estas cifras agravan aún más la situación porque el 80 por ciento de las aguas residuales generadas por las personas vuelven al medioambiente sin recibir tratamiento alguno siendo uno de los factores de contagio de muchos enfermedades.
Por ello, la ONU ha fijado en el sexto lugar de la lista de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) el acceso al saneamiento, el reducir a la mitad las aguas no tratadas y aumentar su reutilización.