Los municipios que conforman la Cuenca Matanza Riachuelo poseen diversas herramientas, algunas veces escasas, para afrontar la gestión de los residuos en forma sustentable. El impacto ambiental más relevante, consecuencia de la disposición inadecuada de los residuos (basural a cielo abierto, vuelcos clandestinos) es la contaminación que se genera en el suelo, los cuerpos de agua (superficiales y subterráneos) y el aire. En este sentido, Ricardo Rolandi, director de Residuos de la Autoridad de Cuenca Matanza Riachuelo (ACUMAR), dialogó con Pablo Gago en Futuro Sustentable, por AM 1220.
Futuro Sustentable: ¿Es difícil gestionar residuos en un lugar de tanta magnitud y extensión?
Ricardo Rolandi: Quiero resaltar que hay pocas experiencias en el país en donde se haya podido juntar municipios para hacer una gestión de residuos de manera conjunta. Esta experiencia no surgió ni de la política ni de la academia, surgió por una manda judicial. Nos encontramos en una situación donde, cuando nos hicimos cargo, Martín Sabbatella -presidente de ACUMAR- nos encargó no solo tener una mirada integral de la Cuenca, que no era la que se venía teniendo en años anteriores, sino que esa mirada tuviera como ingrediente fundamental la inclusión social. Es decir, teníamos que hacer una gestión sustentable de los residuos que se generan en la Cuenca con integración social a través de las cooperativas y los trabajadores que vienen trabajando a lo largo de todos estos años. A partir de eso, con la pandemia de por medio, definimos un plan de gestión que tuviera que ver con las particularidades de cada municipio y, a su vez, con una visión integral. El concepto de la prevención en la generación es fundamental. No es inevitable, uno puede hacer que los residuos se transformen en recursos aprovechables. A partir de esta definición trascendental para la gestión, pasó que los indicadores ya no eran solo indicadores sobre la cantidad de residuos enterrados, sino sobre la cantidad de residuos recolectados y la cantidad de residuos recuperados en recursos aprovechables.
FS: ¿Cómo llegaron desde ACUMAR para darle herramientas, indicadores y recursos a los municipios de la Cuenca Alta?
RR: Los municipios tienen pocos recursos y no son infinitos. Los recursos disponibles para tratamiento de residuos son menos de los necesarios, sobre todo en época de pandemia, donde la salud pasó a ser el renglón número 1. Entonces, a partir de ahí no es que generamos una planta de transferencia. En ACUMAR, teníamos armado los Eco Puntos, que eran lugares donde iban los residuos reciclables y aprovechables. A cada uno de los 5 municipios que llevaban esos residuos a los Eco Puntos para ser recuperados, les dijimos que, por un lado, lleven la fracción recuperable a partir de la recolección en origen a los Eco Puntos, separadamente. Y, por el otro, que el 100% de los residuos que ellos consideraran que no son recuperables, en esos Eco Puntos, los transferimos nosotros al CEAMSE, que a veces queda a 30, 40 o 60 km de ida y vuelta. La logística la estamos haciendo hace dos meses: para esto, ACUMAR contrató a una empresa que hace estas transferencias con camiones especiales hasta el CEAMSE. El municipio lo único que paga es la disposición final de los residuos, es decir, el enterramiento.
FS: ¿Creés que falta educación ambiental o estas políticas como la Ley Yolanda van a instruirnos mucho mejor para que los ciudadanos entiendan una política de gestión de residuos?
RR: La Ley Yolanda es fundamental. Siempre va a faltar educación, en cualquier ámbito que tratemos. En este ámbito, a mí me parece que hay que resaltar esto: hasta hace pocos años, la responsabilidad absoluta de la gestión de residuos era de los municipios, porque tenían que poner camiones, gente, recolectar la basura y enterrarla donde pudieran. En el caso de la Ciudad de Buenos Aires, era en el CEAMSE. Ahora, a partir de la economía circular y los recursos, esta responsabilidad es compartida. El municipio tiene la responsabilidad de poner los camiones, el personal, la diagramación de las rutas, la concientización, a veces compartida con asociaciones civiles. Pero la responsabilidad es de todos. Porque si no separo en mi casa, no podemos pretender que el municipio recolecte separadamente porque yo no lo hice en mi casa. Ese material está arruinado. Entonces, ha cambiado el concepto. Antes era 100% del municipio. Ahora es de todos. El municipio sigue teniendo responsabilidad sobre algunas cosas, como cambiar las conductas hacia una economía circular, donde los residuos se convierten en recursos aprovechables.