Bajo tierra, escondido en el subsuelo de un mercadillo abandonado en el sur de Manhattan, una antigua estación de tranvías pronto albergará un subterráneo oasis verde, un proyecto inspirado en el famoso parque Highline de Nueva York y que verá la luz en 2020.
Es el Lowline, ideado en 2011 por el arquitecto y exingeniero de la NASA James Ramsey, que tras el éxito del Highline vio en la abandonada estación de tranvías del Bajo Manhattan el lugar perfecto para construir este innovador bosque vanguardista.
“El Lowline será el primer parque subterráneo de todo el mundo”, explicó –en diálogo con la agencia EFE– la directora adjunta del proyecto, Robyn Shapiro, quien afirmó que desde que el plan cuenta con el beneplácito del Ayuntamiento de Nueva York, el jardín “podría abrir sus puertas entre 2020 y 2021”.
El futuro parque interior recorrerá hasta tres cuadras bajo tierra, donde ahora se encuentra la antigua terminal del puente de Williamsburg, inaugurada en 1903 y que canceló su servicio en 1948. De momento, una primera demostración del espacio se exhibe en el antiguo mercado de la calle Essex, que alberga la prueba piloto: el “Lowline Lab”.
Este “laboratorio” piloto costó USD 200.000, que sus fundadores lograron gracias a una campaña de Kickstarter, y se puede visitar todos los fines de semana hasta marzo de 2017.