Las acciones que se desarrollan para paliar los efectos de la sequía en la segunda actividad primaria de la provincia de Neuquén abrió un nuevo paradigma productivo para lograr una ganadería regenerativa como mitigación al cambio climático.
“La ganadería se posiciona como actividad relevante para poder avanzar más allá de la sostenibilidad de los sistemas, y aportar a la reducción de las emisiones de carbono, a la escala productiva”, sostuvo el ministro de Producción e Industria, Facundo López Raggi.
Destacó que permite absorber carbono atmosférico a través del crecimiento de los pastizales y en el mediano plazo lograr que queden incorporados al suelo y explicó que la ganadería regenerativa básicamente supone la planificación del pastoreo a nivel de cada productor, con una carga adecuada, que en general implican momentos cortos de pastoreo intensivo y plazos más largos para la recuperación de los sistemas pastoriles, que incluye también el suelo que los contiene, y toda su flora y fauna.
La intervención apunta a aumentar la rentabilidad del campo (mayor índice de condición corporal, parición, preñez y calidad, la recuperación de suelos haciéndolos más fértiles y con mayor diversidad y la captación de carbono.
La implementación de estas herramientas de manejo a través de la innovación tecnológica brinda a los productores herramientas que mejoran su eficiencia productiva, aumentando la rentabilidad económica y mejorando los ecosistemas donde desarrollan su producción.
Se estimó que, introduciendo este tipo de herramientas de manejo, los productores que lleven adelante el proceso de cambio pueden aumentar su rentabilidad en al menos un 25%.
El plan ganadero bovino provincial, que se ejecuta desde 2020, contempla acciones de capacitación, asistencia técnica y financiamiento, priorizando unidades que realizan actividades relacionadas con las buenas prácticas ganaderas bovinas a nivel global, tanto en pastizales como en la cría de ganado.
En ganadería ovina y caprina se acompaña a las familias a través de diferentes estrategias, principalmente en el caso de productores organizados, ya sea con asistencia técnica, gestión y tramitaciones, además líneas de financiamiento, siempre y cuando se aborden en el marco de las buenas prácticas productivas. En este punto se priorizan las compras y ventas conjuntas de insumos y de productos.
Los programas existentes que buscan la calidad en las producciones también aportan a las buenas prácticas productivas, con el fin último de lograr mejor rentabilidad y mayores ingresos con una carga animal adecuada, priorizando la calidad en los productos y mejorando la eficiencia global.
El Programa Prolanase formalizaron ventas conjuntas por un total de 180.000 kg, de 370 familias productoras, con más de 25 organizaciones involucradas, por un monto total de $82.818.000.
(Fuente: Diario Río Negro)