Los miles de renos muertos de inanición que yacen en la nieve de Siberia conforman la nueva imagen del cambio climático que conmueve a la comunidad ambientalista internacional. Se cree que durante la última década murieron al menos 80.000 de estos animales en la Península de Yamal.
En 2006 se registró una primera mortandad de proporciones en la zona, con unos 20.000 renos fallecidos por falta de alimento. Hace tres años, en tanto, se produjo el mayor episodio a nivel regional, con 61.000 bajas (casi un cuarto de toda la población local). Los investigadores creen que la tendencia se incrementará en los próximos años.
En función de temperaturas inusualmente cálidas, el derretimiento de hielos generó elevados niveles de evaporación y humedad, lo cual provocó períodos de lluvia que empaparon el suelo nevado. Acto seguido, tuvo lugar una fuerte baja de la temperatura en la región. Según los estudios realizados en Yamal, las capas de nieve y hielo anormalmente gruesas impiden a los renos acceder al liquen y al resto de la vegetación con la que se alimentan.