Alrededor de 1,7 millones de niños pequeños mueren cada año a causa de la contaminación y otros peligros medioambientales, advirtió la Organización Mundial de la Salud (OMS) en Ginebra. Estas muertes suponen más de un cuarto de todos los casos de mortalidad infantil en menores de cinco años, indicó la agencia de salud de la ONU en un informe sobre los efectos ambientales en la salud de los niños.
Aunque la cifra ha descendido del 37% al 26% del total de muertes de este sector de la población entre 2002 y 2012, la OMS dijo que la tasa sigue siendo demasiado alta y pidió más inversión para reducir los mayores peligros. La mayor amenaza para los niños es la contaminación del aire por el transporte, la industria y el humo del tabaco, así como por el uso de combustibles “sucios” en las estufas de los hogares.
“Su órganos y su sistema inmune en desarrollo y sus pequeños cuerpos y vías respiratorias los hacen especialmente vulnerables al aire y al agua sucia”, dijo la directora general de la OMS, Margaret Chan. Los niños en países en desarrollo son los que más riesgo corren de morir por causas ambientales. Las tasas de mortalidad más altas se dan en el centro, el oeste y el suroeste de África, además de en Afganistán y Pakistán.