La ballena franca austral es una especie migratoria que en sus viajes anuales cubre largas distancias, a veces de miles de kilómetros, entre las zonas donde se alimenta y las zonas donde se reproduce. Con tecnología de vanguardia, el proyecto colaborativo “Siguiendo Ballenas” busca obtener información clave sobre esta especie y sus movimientos en los ambientes marinos y también promover el desarrollo de nuevas técnicas de monitoreo satelital para ballenas. Esta investigación se realiza a partir de la articulación de esfuerzos de organizaciones gubernamentales, de la sociedad civil e instituciones académicas, y acaba de lanzar su novena temporada de estudios en Península Valdés, Chubut, Argentina.
El monitoreo comenzó en septiembre de 2024, cuando se equiparon 10 ballenas francas australes con transmisores satelitales de última generación en el Golfo Nuevo. La mayoría de ellas ya iniciaron su viaje hacia áreas de alimentación y una pocas permanecen aún en las tranquilas aguas del golfo. Por el momento, dos de los transmisores dejaron de emitir señal, lo que sucede cuando se desprenden, o cuando se agotan las baterías, lo que puede ocurrir semanas o meses después de colocados.
Para optimizar su identificación, a cada ballena monitoreada se le asigna un nombre, que este año se asocian a la tabla periódica de los elementos. Se instrumentaron 7 hembras adultas acompañadas con sus crías, llamadas Kalium, Moscovium, Neptunium, Niquel, Sulfurium, Tantalus, Titanium; un individuo adulto llamado Rubidium; y dos juveniles, nombrados como Aurum y Platinum. Los recorridos de estas 10 ballenas pueden visualizarse en el sitio www.siguiendoballenas.org.
El seguimiento satelital de estas ballenas permite conocer cómo utilizan el Atlántico sudoccidental y los mares subantárticos durante sus viajes en búsqueda de alimento, y así localizar ambientes clave para su ciclo de vida, sustentar la importancia de las áreas marinas protegidas y elaborar recomendaciones para regular actividades humanas -como las pesqueras, petroleras y de transporte naviero- que podrían impactarlas.
Importantes hallazgos en la temporada anterior
Durante la temporada 2023-2024 se realizaron seguimientos inéditos, como el de Atenea, la primera ballena identificada en unir los océanos Atlántico y Pacífico sorprendiendo con una nueva ruta migratoria nunca antes registrada satelitalmente para las ballenas francas de Península Valdés. Este evento demuestra no sólo la plasticidad migratoria de esta especie, sino también la importancia de continuar con estos estudios para comprender mejor los movimientos a nivel poblacional.
También se comprobó que 4 de las 16 ballenas monitoreadas en la octava temporada habían sido previamente identificadas por fotoidentificación, un registro que permite individualizar a cada ballena a partir del patrón único de callosidades en su cabeza, tal como sucede con las huellas dactilares de las personas. Una de ellas fue Eos, identificada por primera vez en 1979 siendo adulta, y documentada desde entonces junto a seis crías; este nuevo registro indicó que continúa en etapa reproductiva.
Gracias al seguimiento satelital se registró que Eos se trasladó hacia el Agujero Azul, un área atravesada por el frente productivo más importante del hemisferio sur, que cumple el rol de “supermercado” para muchas especies marinas; y que podría ser declarada como Área Marina Protegida Bentónica por el Senado de la Nación en 2024.