El cierre de la Conferencia sobre el Cambio Climático de Glasgow deja muchos interrogantes. Si bien hubo algunos avances, estos no tienen la suficiente contundencia como para cambiar de forma significativa la realidad del planeta.
Tras prolongar un día más las negociaciones en la Conferencia sobre el Cambio Climático, la COP26, los casi 200 países reunidos en Glasgow (Escocia) adoptaron el sábado un documento final que, según Secretario General de la ONU, refleja los intereses, las contradicciones y el estado de la voluntad política en el mundo actual.
Tras décadas de presión y liderazgo por parte de grupos de la sociedad civil y comunidades más vulnerables la crisis climática, y tras los llamamientos de instituciones tan relevantes como la Agencia Internacional de la Energía (AIE) y el IPCC, por primera vez en la historia se ha reconocido en las negociaciones del clima la necesidad de poner fin a los combustibles fósiles.
El Acuerdo de Glasgow “insta a las Partes” a acelerar la transición hacia sistemas energéticos bajos en emisiones, incluyendo iniciativas para eliminar gradualmente la generación por carbón y los subsidios “ineficientes” a los combustibles fósiles. Para los y las activistas este es un paso importante, pero en absoluto suficiente.
Hace seis años, la comunidad internacional se comprometió a limitar el calentamiento global “muy por debajo de 2ºC” y lo más cerca posible de 1,5ºC sobre niveles preindustriales. Desde entonces, el ciclo de sequías, incendios, inundaciones, olas de calor y tormentas les ha recordado constantemente que un mundo con un calentamiento de 1,2ºC ya está afectando las vidas de cientos de millones de personas. Y sin embargo, una vez más, el movimiento por la justicia climática denuncia que los contaminadores históricos, responsables de la crisis climática, se niegan a asumir el liderazgo de la acción climática.
“La COP26 ha confirmado la fuerza de la sociedad civil y la falta de voluntad política de muchos de los países más ricos para contribuir de verdad a la justicia climática. Además de la histórica mención a la limitación de los combustibles, el movimiento climático consiguió que se pusiera el foco de las discusiones globales sobre peticiones relacionadas con los mecanismos de Pérdidas y Daños y la financiación para la adaptación climática en países pobres. Sin embargo, los gobiernos no avanzaron tanto como deberían en estos aspectos, y han llegado a incluir puntos potencialmente peligrosos en el asunto de los mercados de carbono, que podrían acabar agravando la situación de los pueblos indígenas. Las comunidades que están entre las más afectadas por la crisis del clima y que menos han contribuido al calentamiento global serán, una vez más, las que sigan luchando por una transición justa a nivel global”, señalo Ilan Zugman, Director Gerente para América Latina de 350.org