A casi un año del fuerte terremoto que arrasó el centro del país (el 24 de agosto de 2016), Italia volvió a verse sacudida, en este caso por un sismo de 4 grados en la escala Richter que tuvo como epicentro a la pequeña isla de Ischia, en el mar Tirreno, frente a la ciudad de Nápole.
El fenómeno provocó graves daños en la localidad de Casamicciola Terme, al norte de la isla, además de generar pánico entre la población de Ischia, que en pleno período vacacional se encontraba colmada de turistas.
Según diversos testigos, se produjo un fuerte estruendo procedente del mar, lo que fue seguido por un movimiento sísmico y un corte eléctrico generalizado. En base a datos preliminares, se sabe que el terremoto arrojó una víctima fatal, tres desaparecidos, 25 heridos y cuantiosos daños materiales.