La Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), cuyo objetivo es promover el desarrollo sostenible a través de la política, el derecho y la organización institucional de la sociedad, dio a conocer cinco políticas climáticas positivas y cinco negativas para alcanzar la neutralidad de carbono y mantener el aumento de la temperatura global por debajo 1,5°C, en la víspera de la COP26.
Estas son las cinco políticas positivas presentadas por FARN:
Poner fin a la expansión de los combustibles fósiles:
Según la Agencia Internacional de Energía, la explotación y el desarrollo de nuevos yacimientos de petróleo,
gas y centrales térmicas de carbón deben detenerse este año si el sector energético mundial quiere alcanzar
emisiones netas cero para 20501.
Por lo tanto, Argentina debe detener la expansión de la frontera hidrocarburífera, y el fomento de la explotación de Vaca Muerta y la exploración offshore. Eliminar progresivamente los subsidios a los combustibles fósiles y promover la eficiencia energética en todos los sectores de manera de reducir la demanda es un primer gran paso.
Acelerar la transición hacia energías limpias y renovables:
El sector energético es el principal responsable de emisiones de GEI. En la Argentina, representa el 53% de las emisiones totales nacionales. Para lograr una verdadera y significativa reducción de GEI, este sector debe rápidamente reemplazar las fuentes de energía fósil y hacer una transición hacia una matriz con, al menos, un 45% de energías renovables para 2030.
Para lograr estos valores, es imprescindible hacer que las energías renovables sean accesibles y que las condiciones económicas para el sector sean justas. Nuevas licitaciones para la generación centralizada (parques eólicos y solares), expansión de las líneas de transmisión eléctrica y facilidades para que la gente pueda acceder a la tecnología y contribuir a la generación distribuida son algunas medidas clave.
Deforestación cero y promover la restauración ecológica de los bosques nativos:
Argentina no podrá alcanzar la neutralidad de carbono a 2050 si no logra poner fin a la deforestación y promover una efectiva conservación y uso sostenible de sus bosques. En este sentido, la máxima prioridad debe ser preservar las masas forestales en pie haciendo cumplir efectivamente la Ley 26.331 de Bosques Nativos y garantizar la asignación de partidas presupuestarias correspondientes al 100% del monto establecido en la normativa. Asimismo, a 2030 deberían alcanzarse, como mínimo, las 40.000 hectáreas anuales de bosques nativos bajo restauración.
Desarrollar sistemas de transporte de pasajeros compartidos y bajos en emisiones:
El sector transporte en Argentina es el mayor consumidor final de energía del país, con el 14% de las emisiones a nivel nacional. El Estado debe diseñar un sistema de movilidad para el transporte de mercaderías y el desplazamiento de personas en particular en las grandes urbes. La descarbonización del sector transporte debe realizarse de manera integral. Existen muchas opciones para hacerlo: desde la planificación (ciudades que requieren traslados más cortos, infraestructura para transporte público sustentable), la logística y la educación de conductores para un manejo más eficiente, hasta la tecnología de motores (hidrógeno, electricidad, biocombustibles)
Promover una transformación del sistema agropecuario:
Los subsectores de agricultura y ganadería representan el 27% de las emisiones nacionales por lo que su descarbonización resulta fundamental. Además, debe acompañarse de una adaptación de los modos de
producción a los impactos producidos por el cambio climático que serán cada vez más pronunciados y frecuentes (tales como sequías, inundaciones y cambios en las temperaturas). La agroecología es un modelo alternativo al convencional y predominante que puede atender a ambas cuestiones, ya que cuenta con una
visión que integra las dimensiones sociales, ambientales y productivas. Es imperativa, entonces, una normativa a nivel nacional que la promueva y que facilite la transición.
Estas son las cinco políticas negativas presentadas por FARN:
Utilizar al gas natural como energía de transición:
No es compatible con las metas del Acuerdo de París y llevaría al mundo mucho más allá de los límites climáticos seguros. Las energías renovables de bajo coste pueden desplazar al carbón y al gas. Invertir en cualquier tipo de aprovechamiento energético implica una apuesta de, por lo menos, treinta años. Consecuentemente, utilizar el gas como combustible de transición no supone concluir dicha transformación en 2050, sino más bien, y en el mejor de los casos, a fin de siglo. Si el mundo evoluciona y Argentina se queda atada a los combustibles fósiles, las consecuencias económicas para el país podrían ser peores.
Incentivar el uso del automóvil individual y los motores de combustión interna:
No se puede considerar la apuesta por una tecnología que es obsoleta. Más aún, es una de las principales fuentes de consumo de combustibles fósiles. Argentina tiene que apostar por transportes sostenibles accesibles para la gente, principalmente a través del transporte público y bajo en emisiones.
Reforzar la explotación de combustibles fósiles a través de subsidios:
Es necesario que los esfuerzos económicos financieros por parte del Estado estén en línea con los compromisos asumidos en materia climática. El 3,6% de las emisiones de GEI de Argentina en 2021 se deben a los subsidios a la oferta de combustibles fósiles. Si las partidas destinadas a subsidiar a los combustibles fósiles se destinaran a la transición energética, se podrían cubrir todos los costos para tener una matriz eléctrica 100% renovable en el año 2045.
Promover un incremento desmedido de la producción ganadera:
La ganadería es el subsector con mayores emisiones de GEI de la Argentina con el 21,6% del inventario nacional. Asimismo, es la principal fuente de metano (CH4), gas con un potencial de calentamiento global veintiún veces mayor al dióxido de carbono (CO2).
Aumentar la producción de carne vacuna en particular, podría generar aumentos de las emisiones nacionales difíciles de contrarrestar. La reducción de emisiones en los próximos veinte años se vuelve crítica, y la reducción de emisiones de metano, por lo tanto, tendría un rol fundamental para alcanzar la factibilidad del Acuerdo de París.
Sustituir la reducción de emisiones por estrategias de captura de carbono:
Alcanzar la carbono neutralidad no debe depender de la absorción de emisiones mediante plantaciones a gran escala y enfoques tecnológicos, como la captura y almacenamiento de carbono (CAC) y la bioenergía con CAC (BCAC), que tienen impactos sociales y ambientales negativos. Además, muchas de estas tecnologías y medidas podrían no ser viables en la escala requerida. Sustituir la reducción de emisiones por compensaciones no solo es arriesgado, sino que retrasa la transición energética y las transformaciones necesarias en todos los sectores para poder alcanzar un modelo de desarrollo bajo en carbono, que promueva el bienestar social y la sostenibilidad ambiental.