La sobreproducción mundial de litio y la posibilidad de que minas inactivas retomen actividades si los precios aumentan, mantienen a este mineral clave para las baterías en una situación de alta volatilidad.
Desde finales de 2022, los precios del litio han caído drásticamente debido a un exceso de oferta y a un crecimiento menor al esperado en la demanda de vehículos eléctricos. A pesar de la suspensión de operaciones mineras en algunos casos, los analistas prevén un superávit para 2024, aunque menor que el de este año.
“La dinámica de oferta oscilante podría limitar los aumentos de precios en 2025, ya que los reinicios rápidos podrían llevar a un mercado con más exceso de oferta”, destacó Federico Gay, analista principal de Benchmark Mineral Intelligence.
Nuevos suministros de países como Argentina, China y Zimbabue se suman a un mercado que también enfrenta incertidumbre por tensiones geopolíticas, incluidas posibles restricciones de exportación tecnológica por parte de China. Además, cambios en las políticas de Estados Unidos, como el retroceso en los objetivos de electrificación tras la victoria republicana, podrían ralentizar la transición hacia energías limpias.
Con la demanda de litio proyectada a largo plazo por la transición energética, la capacidad del mercado para equilibrar oferta y precio será crucial para el avance hacia un futuro más sostenible.