Ya sea que hayan sido construidos con técnicas ancestrales, de forma tal que aún hoy perduran, con cientos de años de antigüedad. O, con las más vanguardistas tendencias en construcción con madera laminada (BoLT – Bridges of Laminated Timber) – una técnica que asegura una vida útil de 100 años – los puentes y pasarelas de madera tienen, en todo el mundo, un encanto único, inspirador y casi mágico. Pero, además, las nuevas obras de los países más importantes del mundo, eligen construir puentes de madera para reducir las emisiones de carbono para 2030, para poder aprovechar las ventajas sostenibles de la madera para este tipo de obras viales.
Europa, en los países nórdicos especialmente, así como en los Países Bajos y Bélgica. En Japón y en China. Se suman Estados Unidos y Canadá, son algunas de las naciones en donde los puentes y pasarelas de madera ya son furor. Por ejemplo, un estudio reciente encargado por el Canadian Wood Council estima que actualmente hay cerca de 50 000 puentes de carretera de madera en servicio en los Estados Unidos y Canadá, lo que representa aproximadamente el 7% de todos los puentes de carretera. Hay más de 100.000 puentes ferroviarios de madera en América del Norte. Muchas de estas vías son ancestrales, con diseños y técnicas constructivas milenarias. Otras, las más nuevas, en su gran mayoría han sido desarrollados bajo el modelo de madera laminada.
Los puentes que se construyen de esta forma, se ejecutan con vigas de madera laminadas mecánicamente formadas y sujetas con tacos de acero. Este método ofrece una construcción más duradera que la laminación con pegamento. Las vigas laminadas se pueden producir en forma plana o con un arco pronunciado. Sin dudas, los paradigmas cambian y, en un mundo que necesita desesperadamente activar nuevas formas para mitigar el #CambioClimatico, los puentes de madera pueden ser una gran solución. De hecho, el sector de obras viales (rutas, autopistas, puentes y túneles) es un alto generador emisiones debido al gran uso de materiales no renovables. El desafío es modificar esos patrones y se torna pertinente explorar nuevas ideas y opciones más sustentables. Ahí es donde la madera tiene un rol fundamental. span>
El uso de la madera como sustituto de productos no renovables y de uso intensivo de energía es un aporte importante para promover cadenas de suministro que vayan reduciendo la huella de carbono y aporten a lograr la carbono neutralidad necesaria para evitar una tragedia climática y, al mismo tiempo, a una bioeconomía circular que colaboren a los objetivos de desarrollo sostenible. Para ello, se requieren políticas públicas que permitan mejorar la información y los incentivos a preservar los bosques, plantar árboles y profundizar el uso de la madera como sustituto de productos con mayor impacto climático y ambiental. Y el compromiso de las empresas y las personas para sumarse a esta necesaria acción por el clima.
La madera no solo tiene la capacidad de almacenar el CO2 en sus usos sólidos (construcción, muebles, pisos, etc.) sino que, además, ofrece alternativas para sustituir productos de origen fósil (combustibles, plásticos, químicos) y no renovables y de alto consumo de energía (cemento, minerales). Por otro lado, para su disposición final, es renovable y reciclable. Estas características no solo ayudan a la mitigación del cambio climático en toda la cadena productiva, sino, además, a una bioeconomía circular, y con ello, a opciones más sostenibles e inclusivas, dada la alta creación de empleo que genera, aportando al crecimiento y desarrollo económico.
Debido a su naturaleza liviana, la superestructura de un puente puede reemplazarse por madera mientras se conservan las subestructuras. La pregunta más importante sobre la utilización de madera en puentes, tiene que ver con el contacto permanente con el agua. En tal sentido, proteger la madera del contacto directo con el agua es clave para evitar el ataque de hongos y la consiguiente degradación.
La ventilación también es importante para la madera. Debe poder secarse después de períodos húmedos. También debe ser inspeccionable, para vigilar cualquier degradación.
Es importante, además, mencionar que la madera no se degrada con las sales de deshielo de las carreteras, como el hormigón y el acero. Y, las estructuras realizadas con el sistema BoLT prevén el desmontaje para que los puentes puedan ensancharse o reutilizarse fácilmente en el futuro. Este es el pensamiento primordial de la economía circular, el diseño para la evolución de una estructura, en lugar de hacer una apuesta única.
La clave del diseño BoLT es que reemplaza la superestructura de hormigón tradicional por una de madera maciza. Esto da como resultado que el 75% del peso total de la superestructura (incluida la superficie) sea un material renovable, lo que da como resultado una superestructura positiva para el clima.
Además, actualmente es habitual que los puentes se derriban después de menos de 50 años de uso, para cumplir con los cambiantes requisitos funcionales. Para un puente de reemplazo, se producirá concreto y acero, intensivos en emisiones. Y, si bien puede tener una mayor vida útil, también significa emitir grandes cantidades de CO2 a la atmosfera. Por el contrario, la construcción de madera es climáticamente positiva.
“La madera es definitivamente la alternativa directa al concreto y al acero y los proyectos y obras que la tienen como material principal de construcción se multiplican en todas las latitudes del mundo. La preferencia, pasión y hasta romance por la madera por parte de la nueva camada de arquitectos tiene que ver con sus múltiples ventajas competitivas: es un recurso renovable, contribuye a mitigar el cambio climático gracias a la absorción y fijación de CO2 atmosférico en su interior, lo que reduce considerablemente las emisiones que impactan en el calentamiento global. Todo el proceso constructivo es más rápido y con menor impacto ambiental. Tiene buen comportamiento en el acondicionamiento acústico de una construcción, absorbe las radiaciones electromagnéticas de dispositi vos electrónicos y regula la humedad interior. Además, aporta un ambiente de natural calidez, tanto para vivir como para trabajar,” explica el arquitecto Diego García Pezzano, responsable del Dpto. de Arquitectura de CADAMDA – La Cámara de la Madera.