La Agenda 2030 de Naciones Unidas (ONU) y el Acuerdo de París (COP21) no solo trazaron una hoja de ruta para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), sino que también fijaron un horizonte temporal para llevar a cabo una transición global hacia economías sostenibles. En este contexto, la transformación del mercado laboral emerge como una prioridad clave para acompañar el cambio de paradigma.
Sin embargo, la adaptación no está exenta de retos. Una preocupación creciente es la falta de talentos preparados para las demandas del futuro. De acuerdo con el World Economic Forum, entre el 75% y el 85% de las profesiones más demandadas en 2030 aún no existen. Esta tendencia destaca la urgencia de anticipar y preparar a la fuerza laboral para un escenario en el que los empleos verdes jugarán un papel protagónico.
El impacto del cambio en el mercado laboral
El informe “The Future of Jobs Report 2020” del Foro Económico Mundial proyecta que, en el mediano plazo, casi la mitad de los trabajadores tendrán que reinventarse profesionalmente. Una proporción significativa de estos cambios estará orientada hacia sectores relacionados con la economía verde.
Pero ¿Qué implica exactamente este concepto? El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) define la economía verde como “aquella que mejora el bienestar humano y promueve la equidad social, reduciendo significativamente los riesgos ambientales y las escaseces ecológicas”. En términos laborales, los empleos verdes son aquellos que contribuyen directamente a preservar y restaurar el medioambiente. Esto incluye desde sectores tradicionales como la manufactura y la construcción, hasta industrias emergentes como las energías renovables y la eficiencia energética.
Qué es el empleo verde
El empleo verde contribuye al desarrollo laboral aportando una mirada necesariamente sustentable y que coopere con la preservación del medioambiente. Su objetivo es el de crear oportunidades que inviten a empresarios y emprendedores, en principio, a crear maneras de trabajo decente y de producción.
Hay que tener en cuenta que existen, en la actualidad, dos maneras de contribuir a su desarrollo. Una tiene que ver con incentivar procesos de producción novedosos, como así también la prestación de servicios que tengan en cuenta el cuidado del ecosistema. Y la otra a contribuir con productos y servicios que protejan al medioambiente sin necesidad de utilizar tecnologías verdes sí o sí.
Una transición ineludible
La transición hacia empleos verdes no solo representa un cambio económico, sino también una transformación social y laboral sin precedentes. Todos los sectores productivos, en mayor o menor medida, se ven desafiados a ajustar sus modelos para dar respuesta al cambio climático. A medida que se avanza hacia los objetivos de la Agenda 2030, resulta crucial implementar estrategias educativas, formativas y políticas públicas que aceleren esta transición y garanticen que nadie quede rezagado en el camino hacia un futuro más verde y sostenible.