La cita se dio ayer. Convocados por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable (MAyDS), funcionarios de las carteras de Energía y Minería, Agroindustria, Producción, y Ciencia, Tecnología e Innovación se reunieron para intentar dar solución a un problema que afecta a la cuenca del Río Salí-Dulce, en Tucumán. Se trata de la generación de la vinaza, un residuo de la industria sucro-alcoholera.
En el encuentro interministerial –en que los participantes se comprometieron a buscar alternativas de tratamiento para que la vinaza no resulte contaminante y a desarrollar políticas públicas para la promoción de su gestión integral– también estuvieron presentes representantes del Comité de dicha cuenca, del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), del Plan Belgrano y de la Defensoría del Pueblo de la Nación. Por otra parte, este coincidió con la reunión que efectuó el COFEMA en Buenos Aires, en la cual se discutieron los temas prioritarios de la agenda nacional.
Secretario de Política Ambiental, Cambio Climático y Desarrollo Sustentable, Diego Moreno el desafío ambiental que plantea la cuestión es el de transformar la vinaza en un subproducto reutilizable, alcanzando una conversión total de este residuo. Principalmente, porque se estima que, en los años venideros, la Argentina observará un aumento significativo en la producción de biocombustibles y, en particular, del bioetanol a partir del jugo de la caña de azúcar, lo que tendrá como efecto colateral el incremento del volumen de vinaza.
En este punto, es menester recordar que los ingenios tucumanos solían verter estos residuos al río, llevando a la contaminación de este, al aumento de la mortandad de peces y al exceso de algas. Dicha situación derivó en un conflicto judicial, cuando Santiago del Estero hizo una presentación contra su provincia vecina ante la Corte Suprema de Justica. Esta exigió a Tucumán que aumentara los controles sobre los ingenios, y pidió a la entonces Secretaria de Ambiente nacional que no solo interviniera como garante de cumplimiento, sino que también implementara el Plan Nacional de Reconversión Industrial (PRI) para ayudar que las empresas no contaminen. Si bien, desde entonces, la contaminación fue controlada y disminuyó, no se logró llegar a una solución definitiva para tratar los residuos de vinaza, que hoy se almacenan en piletones que ocupan varias hectáreas de campo.