El incendio en la planta de tratamiento de residuos especiales de INDARSA, ocurrido el pasado sábado en Añelo, encendió las alarmas no solo por su magnitud, sino también por las críticas hacia el manejo de residuos derivados del fracking. Según el Observatorio de Sismicidad Inducida, este evento “refleja los riesgos para la salud y el medioambiente” asociados a la proximidad de estas instalaciones al área urbana.
El fuego, que comenzó en una pileta de descarga de agua contaminada, fue controlado tras cinco horas de trabajo con la intervención de cerca de 120 personas, incluidos bomberos y personal de Defensa Civil. Aunque no se registraron heridos, el evento generó preocupación por los efectos de la dispersión de partículas tóxicas en el aire.
El análisis del observatorio enfatiza que las plantas de tratamiento y disposición de residuos petroleros en Añelo, como Indarsa y Treater, están localizadas “en evidente incumplimiento” del decreto provincial 2263/15. Este establece que dichas instalaciones deben situarse al menos a 8 kilómetros de áreas urbanizadas o con proyecciones de urbanización, algo que no se cumple en este caso.