Donald Trump ha asumido el cargo para un segundo mandato como Presidente de los Estados Unidos, marcando el inicio de un periodo con importantes repercusiones políticas y climáticas. Los republicanos ahora controlan ambas cámaras del Congreso y la Casa Blanca, aunque con mayorías ajustadas, además de contar con una Corte Suprema de mayoría conservadora.
En sus primeros días, la administración Trump emitió una serie de órdenes presidenciales que generan controversia, destacándose el anuncio de la retirada del Acuerdo de París, la declaración de una “Emergencia Energética”, la eliminación de incentivos para vehículos eléctricos y la abolición del inexistente Green New Deal. Aunque estas medidas han sido proclamadas con rapidez, aún se desconoce cuántas podrán implementarse, sobrevivir a litigios judiciales o generar impactos concretos.
Un retroceso en el compromiso climático: el retiro del Acuerdo de París
El presidente Trump anunció su intención de retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París, movimiento que toma un año para hacerse oficial. Durante este periodo de transición, dependerá de Trump si envía delegaciones a reuniones o participa en eventos relacionados con el acuerdo. Además, aunque el país seguirá siendo parte de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), la administración planea reducir drásticamente su participación y financiamiento, limitándose a un rol de observador en las reuniones del Acuerdo de París.
Cabe destacar que, bajo el mandato de Trump, Estados Unidos es el único país entre los 193 miembros que ha decidido abandonar el Acuerdo de París, el principal foro multilateral para abordar el cambio climático. Sin embargo, la reincorporación al pacto por parte de una futura administración sería relativamente sencilla, oficializándose en tan solo 30 días.
Reacciones de estados y actores locales
En respuesta al anuncio, numerosos estados, ciudades y empresas han reafirmado su compromiso con la acción climática, destacando su intención de cumplir con las metas del Acuerdo de París a pesar del retroceso federal. Organizaciones como la US Climate Alliance, una coalición bipartidista que representa el 60% de la economía estadounidense y el 55% de su población, han asegurado que continuarán trabajando para reducir la contaminación climática. De igual forma, la coalición America Is All In, que agrupa a líderes climáticos de diversos sectores, reiteró su compromiso con la transición hacia una economía limpia.
Recursos clave para monitorear los cambios
El Sabin Center for Climate Change Law de la Universidad de Columbia ha lanzado herramientas como el Climate Backtracker y el Silencing Science Tracker, que rastrearán las medidas tomadas por la administración Trump para desmantelar políticas climáticas federales. Además, en colaboración con el Environmental Defense Fund, se monitorearán los posibles retrocesos en la implementación de la Ley de Reducción de la Inflación (IRA).
Un panorama incierto
La declaración de una “Emergencia Energética” por parte de Trump podría otorgar poderes para aumentar la producción de combustibles fósiles, particularmente en Alaska, así como para explotar minerales críticos necesarios para la transición energética. No obstante, la administración también busca limitar el desarrollo de energía eólica, a pesar de que representa más del 10% de la matriz eléctrica del país. Este enfoque contradictorio deja a Estados Unidos en una posición incierta frente al cambio climático y el liderazgo global en energías limpias.