En una decisión histórica, una enorme porción de aguas de la Antártida -de más de 1.5 millones de kilómetros cuadrados (km2)- se ha convertido en la mayor reserva marina del mundo, después de años de negociaciones al interior de la Comisión para la Conservación de los Recursos Vivos Marinos Antárticos (CCAMLR, por sus siglas en inglés), la entidad encargada de conservar los recursos marinos del océano antártico.
Con esta decisión, el santuario del mar de Ross se convierte en el área protegida más grande del mundo, cubriendo 1.550.000 km2, área equivalente a la superficie de Reino Unido, Francia y Alemania. Denominado”el último océano”, el mar de Ross ha sido identificado por la comunidad científica internacional y entidades ambientalistas como uno de los pocos ecosistemas marinos intactos que quedan en el planeta. La buena noticia es que, finalmente, se ha conseguido su protección. Será, inicialmente, por los próximos 35 años.
“No solo se trata de una enorme victoria para las ballenas, pingüinos y la enorme biodiversidad que existe en el lugar, sino para las millones de personas del mundo que han exigido acciones contundentes y urgentes para la protección de los océanos del planeta. Creemos que es un momento único para continuar en la senda de protección de los mares, por lo cual instamos a la comunidad internacional para que adopte medidas de protección en otras áreas del mismo océano antártico, del ártico y otras zonas fundamentales para la conservación de la biodiversidad”, sostuvo Estefanía González, coordinadora de Océanos de Greenpeace Andino.