Argentina participa de forma activa en las negociaciones climáticas hace casi 30 años, desde la concepción misma de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). El 13 de noviembre último, esta labor constante se detuvo cuando el gobierno nacional decidió retirar su delegación de la 29na Conferencia de las Partes (COP29), que se lleva a cabo en Bakú, Azerbaiyán.
Esta es una noticia alarmante. Los eventos cada vez más frecuentes y severos producto del cambio climático requieren de acciones urgentes y políticas ambiciosas. En Argentina, eventos como inundaciones, sequías e incendios han generado pérdidas de vidas humanas y daños materiales e inmateriales. De esta manera, el país se suma a otros de la región y el Sur Global que no cuentan con el financiamiento que se necesita para adaptarse a estos eventos climáticos extremos y prevenir daños y pérdidas materiales e inmateriales, muchas veces incuantificables.
La participación en negociaciones globales climáticas es de suma relevancia para la Argentina. Es un espacio en el que todas los Estados Parte deben ser escuchados, poniendo sobre la mesa sus necesidades y circunstancias, y donde hay oportunidades significativas para construir y avanzar con agendas más ambiciosas que fomenten la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y la adaptación al cambio climático, siempre sobre la base del principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas.
En particular, se espera que la COP29 sea “la COP del financiamiento”, dado que se tiene que definir la nueva meta colectiva cuantificada de financiamiento climático, a partir de la cual los países del Norte Global deben proveer financiamiento a los países del Sur Global para poder abordar los daños y prevenir futuros perjuicios causados por el cambio climático. En este contexto es especialmente importante que las decisiones sobre financiamiento sean justas y respondan a las necesidades de los países en vías de desarrollo.
En tiempos como estos, los espacios multilaterales son fundamentales para avanzar colectivamente en el abordaje de la problemática. La participación en estos espacios resulta también beneficiosa para otros actores y sectores, como los gobiernos subnacionales, que se nutren de la bajada territorial de las decisiones tomadas en las COP, sirviendo especialmente para adaptar los territorios y las comunidades a los efectos del cambio climático.
El contexto internacional despierta sospechas sobre las motivaciones de este accionar del gobierno argentino, más allá de su sostenido rechazo a la evidencia científica sobre el origen humano del cambio climático.
Sin conocerse aún las razones particulares por las cuales ha decidido retirar a su delegación de las negociaciones de la COP29, esta es una decisión gubernamental que no tiene precedentes e implica un cambio de rumbo en la posición global del país. Argentina siempre se destacó por ser activa y propositiva en las negociaciones internacionales ambientales. No será un cambio inocuo sino que tendrá consecuencias importantes que dudosamente sean positivas.
(Fuente: FARN)