A pesar de las turbulencias geopolíticas provocadas por los conflictos y el cambio en todo el mundo, y tras la reelección de Donald Trump a la presidencia del mayor productor de combustibles fósiles del mundo, los países asistentes a las negociaciones de la ONU sobre el clima llegaron a un acuerdo.
2024, el año más caluroso del que se tiene constancia, marca el momento en el que países ricos como Estados Unidos y Japón apretaron las tuercas a los pobres y economías impulsadas por los combustibles fósiles como Arabia Saudita intentaron escindir la coalición mundial en apoyo de la acción por el clima, dejando a los más vulnerables del mundo a la búsqueda de compromisos. Pero a pesar de esos vientos en contra y de un proceso caótico, se llegó a un acuerdo.
Para una reunión bautizada como la COP de Finanzas, los países ricos aportaron una postura percibida como un trato de favor a los más pobres y vulnerables y se centraron casi por completo en trasladar la responsabilidad a otras economías en crecimiento. La falta de confianza entre países ricos y pobres, exacerbada por la guerra y la crisis cólera, quedó patente en la respuesta, pero los países en desarrollo trabajaron junto a sus socios del norte global para establecer una estrella guía para la realineación del sistema financiero mundial con el objetivo de hacer frente al cambio climático, representado por el objetivo de 1,3 billones de dólares en 2035.
Los países ricos, por primera vez incluyendo los esfuerzos voluntarios de las principales economías del sur, hicieron un desembolso inicial para el éxito de 300.000 millones de dólares al año para 2035. Aunque estas cifras no representan un gran aumento del gasto, muestran el compromiso a largo plazo de colaboración que ayudará a lograr la acción climática mundial.
Con la decisión de trasladar la mayor parte de los debates sobre mitigación a Bonn y Belèm, Arabia Saudita ha conseguido paralizar los avances ya logrados en este proceso hacia la transición energética, pero no lo han matado, a pesar de que la presidencia azerí confirmó muchos de los peores temores de las Partes de la conferencia, dando lugar a un proceso caótico y divisivo.
Pero, en última instancia, se encontró un camino a seguir en las últimas horas de la COP, y tanto los líderes del G20 como los países vulnerables reafirmaron su compromiso con el multilateralismo. El resultado exige un resultado positivo en Brasil en la COP30 del año que viene y garantiza que habrá dinero disponible para ayudar a los más necesitados a hacer frente a la creciente crisis.
El presidente brasileño Lula se encuentra ahora en una buena posición para hacer de la COP30 la “COP del cambio”, como él mismo la ha denominado. Un cambio que será necesario.Las emisiones siguen yendo en la dirección equivocada, más de medio millón de personas han muerto a causa de los 10 fenómenos meteorológicos más mortíferos de los últimos 20 años, todos ellos atribuidos científicamente al cambio climático, y los fenómenos meteorológicos extremos cuestan ahora 227.000 millones de dólares al año. Hay mucho que “cambiar”. Gran parte de la prueba de esta COP se encontrará en los planes nacionales sobre el clima que deben presentarse en febrero. Los países más desarrollados tendrán que dar un paso adelante y reflejar los resultados de la evaluación global de la COP28 en materia de energía.
El resultado de la COP29 también envía una señal de apoyo a las decisiones que ya se están tomando en los mercados de valores, los consejos de administración y los departamentos gubernamentales de todo el mundo:
- El Reino Unido y Brasil presentaron sólidos planes nacionales sobre el clima en Bakú
- El G20 señaló que comprendía la necesidad de reformar el sistema financiero internacional y gravar a los contaminadores, con el fin de aportar más dinero y financiación de mejor calidad
- Las reformas de los Bancos Multilaterales de Desarrollo (BMD) están funcionando: los bancos estiman que ahora pueden aportar 120.000 millones de dólares al año de aquí a 2030 a los países de renta baja y media, incluidos 42.000 millones para adaptación (más 65.000 millones del sector privado). Cuanto más avancen las reformas de los BMD, mayor será esta contribución: 480.000 millones de dólares son posibles sin una rebaja de la calificación.
- El mundo invierte ahora casi el doble en energías limpias que en combustibles fósiles; la inversión en energía solar fotovoltaica supera ya a todas las demás tecnologías de generación combinadas.
- Las energías limpias han crecido al doble de velocidad que los combustibles fósiles, cuya demanda se espera que alcance su punto máximo en 2030, según la Agencia Internacional de la Energía (AIE). En muchos países, la energía solar y la eólica terrestre ya son más competitivas en costes que los combustibles fósiles.
- China aumentó su inversión en tecnología de energía limpia en un 40% en 2023 en comparación con 2022. Los inversores confían en la transición: 4 de cada 5 inversores de todo el mundo esperan aumentar sus inversiones en energías renovables en los próximos tres años, mientras que la misma proporción (81%) cree que el sector de los combustibles fósiles no será atractivo en los próximos cinco años, según muestra una encuesta reciente realizada entre altos directivos de más de 1.300 inversores institucionales de todo el mundo.
La economía heredada de los combustibles fósiles -desde el petróleo saudí y el carbón indio, hasta los 1.770 grupos de presión de combustibles fósiles presentes en la COP29, incluidos los directores ejecutivos de Aramco, BP, Total Energies, Eni, Baker Hughes y ACWA Power, invitados de la presidencia- no consiguió lo que quería. Bloquearon las negociaciones e intentaron atascar los engranajes del progreso, haciendo perder al mundo un tiempo crucial para mitigar los peores impactos de la crisis climática. Esta vez fracasaron, pero habrá que abordar la inercia que crean para que este proceso avance más rápidamente en el futuro.
Financiación
- Cifras: objetivo central de 300.000 millones de dólares anuales para 2035; objetivo global de 1,3 billones de dólares
- Base de donantes: anima a los países en desarrollo a hacer contribuciones voluntarias “a través de la cooperación Sur-Sur”
- Garantías de adaptación: Triplica los flujos del fondo de adaptación y otros fondos para los más vulnerables, reconociendo que este dinero debe ser mayoritariamente público
- Mecanismo de revisión/trinquete: Hoja de ruta de Bakú a Belem para evaluar los avances hacia el objetivo de 1,3 billones de dólares, con informes en 2026 y 2027. Periódicamente se hará balance de los avances y se revisará esta decisión en 2030.
- Fondos específicos para Pequeñas islas/PMA/África: El objetivo es aumentar las subvenciones a los PMA y los PEID con un plan para examinar las asignaciones mínimas en 2026 y 2027
- Calidad de los fondos (subvenciones frente a préstamos): Reconoce la necesidad de dinero público, basado en subvenciones y en condiciones muy favorables, pero no exige un compromiso
- Avances en materia de pérdidas y daños: Reconocimiento de las lagunas en la financiación de pérdidas y daños
(Fuente: Periodistas x el Planeta)