En medio de la pandemia del Covid19, y mientras sigue atravesando una profunda crisis social y política doméstica, Chile presentó un nuevo y mejorado plan climático, enviando un fuerte mensaje a la comunidad internacional.
El país trasandino se convirtió, así, en el séptimo en presentar una nueva Contribución Nacionalmente Determinada, según lo dispuesto en el Acuerdo de París. Japón y Singapur están entre los otros seis, pero ninguno incluyó objetivos más ambiciosos.
El nuevo plan climático de Chile constituye un avance significativo respecto del anterior, presentado en 2016 y calificado por Climate Action Tracker como “altamente insuficiente”. Algunos de los elementos que incorpora:
- Una meta incondicional de reducción del 30% de sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para 2030 con línea de base en 2016.
- El objetivo a largo plazo del país (anunciado en 2019) de alcanzar la neutralidad de carbono para 2050.
- Una reducción de su nivel de emisiones absolutas para 2030: se proyectaba en 131 MMtCO2eq en la NDC de 2016 y se proyecta en 95 MMtCO2eq en la nueva.
- 2025 como el año pico de las emisiones de GEI en el país.
- Un presupuesto de carbono para 2030-2030 de 1.110-1.175 MMtCO2eq.
- Objetivos para el carbón negro, la economía circular, los océanos y las soluciones basadas en la naturaleza.
- Vínculos entre las metas climáticas y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas.
- Medidas cuantificables de adaptación, centradas en la seguridad del agua, uno de los principales problemas ambientales a los que se enfrenta el país.
- Un enfoque en la igualdad de género.
El nuevo plan climático de Chile fue aprobado por todos sus Ministros Nacionales a fines de marzo, cuando el país ya se enfrentaba a los impactos de la pandemia Covid19. Además, el país aún no se ha recuperado de la crisis social y política —que estalló en disturbios el año pasado y obligó a trasladar la COP25 a Madrid, así como cambios profundos en políticas y el Gobierno— y celebrará un referéndum constitucional a nivel nacional el 25 de octubre. En medio de todo esto, al priorizar su plan climático, el Gobierno envía un fuerte mensaje al resto del mundo: no hay excusas para no cumplir con lo comprometido en 2015, cuando se adoptó el Acuerdo de París.
La semana pasada, las conversaciones de Naciones Unidas sobre el clima de este año (COP26) se pospusieron hasta 2021 debido a la actual crisis sanitaria internacional. No obstante, bajo el Acuerdo de París, los gobiernos se comprometieron políticamente a revisar y mejorar sus planes climáticos cada cinco años. Este requisito sigue en pie. Aun si la crisis del Covid19 afecta su planificación y deben retrasarla, la obligación es que todas las naciones cumplan con lo que firmaron en 2015.
De momento, parece que Indonesia podría posponer la presentación de su nueva NDC (originalmente programada para este mes) hasta mayo. En tanto, es probable que el Reino Unido haga una nueva promesa después de una revisión por parte de sus asesores climáticos independientes, mientras que la Unión Europea mantiene que elaborará un nuevo objetivo para 2030 durante el otoño boreal. En América latina, algunos países continúan con sus planes de revisión y mejoramiento de los planes climáticos. Es el caso de la Argentina, que presentaría su nueva NDC en octubre de este año.