Cervecería y Maltería Quilmes convoca a organizaciones de la sociedad civil de todo el país a participar del concurso de proyectos sociales de Gauchada, plataforma de inversión social de la compañía. Las 5 organizaciones ganadoras recibirán financiamiento para poder llevar a cabo los proyectos presentados y generar una mejora en sus comunidades.
Mediante su Programa de Excelencia en Gestión junto a Asociación Conciencia, Gauchada forma a líderes de organizaciones de la sociedad civil y los acompaña a través de mentoreos que realizan empleados voluntarios y su red de distribuidores. El curso concluye con el armado y presentación de proyectos para concursar por capital para llevarlos a cabo. Desde el comienzo de la iniciativa en 2020, se presentaron 370 proyectos sociales de diferentes partes del país, de los cuales 29 resultaron ganadores.
“Queremos contribuir a reducir la inequidad social a través del fortalecimiento de los líderes de organizaciones de la sociedad civil que son los que, día a día generan impacto positivo y transforman sus comunidades. Desde Gauchada, ponemos a disposición nuestros conocimientos en gestión de organizaciones, brindamos talleres para darles más herramientas y tendemos puentes con otros actores sociales para multiplicar su trabajo”, explica Vanesa Vázquez, gerenta de Impacto Positivo de Cervecería y Maltería Quilmes.
Cebada, el corazón de la cerveza y de Gauchada
Además de su estrategia de impacto, Gauchada es el primer negocio social de Cervecería y Maltería Quilmes. Se apoya en la venta de un producto, la cebada perlada, que reinvierte el 100% de sus ingresos en iniciativas de impacto social. Por cada paquete vendido de Gauchada, la compañía hace llegar cebada perlada a organizaciones de la sociedad civil.
De esta forma, la compañía involucra a los consumidores, los hace parte para que también puedan contribuir y hacer una gauchada mediante la compra de esta cebada. En 2023, primer año de este producto social en las góndolas, entregó 26.800 platos de cebada perlada a comedores de CABA y Gran Buenos Aires.
“Entre los grandes desafíos de las compañías está el entender cómo nuestro negocio puede contribuir a la regeneración social y ambiental y así poder generar un círculo virtuoso para el crecimiento de la empresa y su ecosistema. Si el triple impacto genera crecimiento, tiene duración garantizada y construye prosperidad compartida para cada vez más personas”, agregó Vázquez.