El abastecimiento de agua en las zonas cercanas a ríos de llanura, donde no hay acceso a fuentes de energía, es uno de los principales desafíos para los agricultores familiares. Por esto, un equipo de investigación del INTA pone a prueba la bomba de río, una tecnología que busca superar esta problemática desde una perspectiva sustentable y ayudar a quienes habitan los valles patagónicos.
La mayor parte de los agricultores familiares residen en sitios rurales y periurbanos donde, en muchos casos, no cuentan con acceso a servicios públicos de energía eléctrica o agua, lo que impacta negativamente en la calidad de vida y en la producción. Bajo estas condiciones, el aprovechamiento de las energías renovables como la energía solar o hidráulica ocupa un rol central y estratégico, tanto para los procesos productivos como para el arraigo de las familias productoras a sus territorios.
De acuerdo con Lucas Zanovello –diseñador industrial en máquinas, herramientas y energías renovables del INTA IPAF Patagonia– la mayoría de los agricultores familiares que habitan los valles patagónicos no cuentan con fuentes convencionales de energía para mejorar el acceso al agua. Asimismo, aquellos que cuentan con motobombas para estas tareas deben afrontar costos elevados de mantenimiento debido a que funcionan a base de combustible.
Por su parte, Maira Guiñazú –coordinadora de la Red de Acceso, Uso y Gestión del Agua del INTA– explicó el origen de esta alternativa a los equipos de bombeo por combustión: “Rescatamos una ecotecnología sustentable poco utilizada que ha servido para bombear agua en poblaciones tanto de los grandes ríos de África como de pequeños arroyos poco profundos del norte de América”, y agregó: “Su principio de funcionamiento se basa en el tornillo de Arquímedes, utiliza la energía hidrocinética de los ríos y puede construirse con materiales reciclados, de bajo costo y localmente disponibles”.
El diseño de esta tecnología y su adecuación para el uso en la región se realizó desde un abordaje de tecnologías abiertas: “Esto implica llevar adelante un proceso de co-construcción con participación de productores familiares en el que se tengan en cuenta los requerimientos de uso y los insumos y materiales disponibles que permitan sortear las barreras tecnológicas y culturales”.
Asimismo, Zanovello remarcó que esta tecnología se puede adecuar para que las familias productoras lo adapten a las necesidades de abastecimiento y a las características del cauce de los cursos de agua de su territorio.
El prototipo construido tiene la capacidad de elevar 7.000 litros de agua por día a 3 metros de altura en un cauce con velocidad de 1 metro por segundo. Según cálculos del equipo técnico, es posible utilizar mangueras más largas o tambores de mayor tamaño para aumentar la capacidad de bombeo y alcanzar unos 20.000 litros diarios a unos 18 metros de altura.
Esta tecnología es apropiada tanto para los grandes ríos de llanura como para los arroyos de cordillera o los canales de riego con suficiente velocidad y profundidad. Para su construcción se pueden utilizar elementos reciclables que contengan materiales sin corrosión invasiva como plásticos con protección UV, bronce, aluminio, acero inoxidable y en menor medida hierro galvanizado.
“El costo final dependerá de la posibilidad de disponer de estos elementos en el campo y reutilizarlos. Sin embargo, se realizó una estimación de gastos en base al listado de materiales, en octubre del año 2020, y obtuvimos un costo estimado de U$S 130 (dólares estadounidenses) o el equivalente a 195 litros de gasoil”, indicó Zanovello.
Sobre su funcionamiento
Para el correcto funcionamiento de la Bomba de Río es necesario que el cauce del río tenga una velocidad de 30 cm por segundo a fin de garantizar la generación de energía. Asimismo, es importante que el cauce tenga una profundidad mayor a 30 o 40 cm para su adecuado funcionamiento.
La bomba de río debe anclarse y flotar con la mitad del cuerpo sumergido en el río, arroyo o canal. Si bien puede colocarse con diferentes niveles de inmersión se calcula una buena relación de elevación y caudal con el 50% de la bomba sumergida, asistida por un flotante en su interior y sujeta por una eslinga a una jabalina o estaca.
El movimiento del agua entrega energía constante a la hélice que hace girar la bobina en el interior del tambor, provocando que tome pulsos de agua y aire sucesivamente. La suma de esas burbujas de aire que se comprimen en el interior de la manguera genera la presión suficiente como para impulsar el agua por una manguera de salida hacia un tanque recolector.
Al respecto, Zanovello remarcó que: “si bien el funcionamiento resulta bastante complejo de estudiar y calcular, el desarrollo de esta bomba de agua comprende una tecnología de baja complejidad constructiva”. Por esa razón. El equipo técnico elaboró una guía de construcción y sistematización de las experiencias realizadas por el equipo de IPAF Patagonia junto a la Agencia de Extensión del INTA Cipolletti y la Secretaría de Agricultura Familiar de Neuquén en parcelas aledañas a ríos y canales del Alto Valle del río Negro y de los ríos Neuquén y Limay.
Este desarrollo fue premiado en el “Concurso Nacional de Innovaciones – INNOVAR” del 2022 impulsado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, a través de la Dirección de Articulación y Contenidos Audiovisuales (DAyCA).