Pablo Gago – Director de Futuro Sustentable
El año 2024 cierra con un panorama ambiental y energético marcado por contradicciones y desafíos profundos para Argentina. En el contexto de una crisis climática global, el país ha vivido decisiones polémicas, como su salida de la COP, mientras impulsa proyectos que prometen dinamizar su economía a costa de un modelo extractivo que necesita regulación y control en materia ambiental.
En el frente energético, iniciativas como Vaca Muerta Sur han acaparado titulares, posicionando a Argentina como un jugador clave en el mercado global de hidrocarburos. Mientras tanto, la minería ha cobrado un rol estratégico, con proyectos de litio y cobre que apuntan a satisfacer la demanda global de materiales clave para la transición energética. Provincias como Catamarca, Salta y Jujuy se consolidan como epicentros de este auge, acompañados de controles y monitoreos ambientales para el desarrollo de una minería sustentable.
El gran desafío del 2024 ha sido la debilidad de las políticas ambientales a nivel del estado nacional. La falta de agenda por parte del gobierno nacional y la necesidad de fortalecer a las provincias a través del Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA) y garantizar una mayor presencia de organismos de control es más urgente que nunca.
Los conflictos socioambientales, el extractivismo y el manejo del agua revelan una creciente preocupación entre las promesas de desarrollo económico y la sostenibilidad ambiental.
Argentina se enfrenta a un dilema crítico: apostar por el crecimiento sin comprometer el bienestar de sus ecosistemas y comunidades. El 2024 deja claro que el desarrollo energético y minero no puede avanzar sin un compromiso firme con políticas ambientales sólidas, transparentes y consensuadas. El futuro depende de equilibrar las oportunidades económicas con una gestión responsable de nuestros recursos naturales.